Rodrigo Díaz M.
Cientos de personas protestaron el domingo en Santiago, la segunda ciudad más grande de Cuba, por los apagones crónicos y la escasez de alimentos.
La isla se enfrenta a la peor crisis económica de las últimas tres décadas, con grandes zonas de Cuba sin electricidad durante más de 14 horas al día.
El presidente Miguel Díaz-Canel culpa de la situación a las sanciones estadounidenses, pero los críticos afirman que se debe a la mala gestión del gobierno.
Desde 1960, Estados Unidos mantiene un embargo económico contra Cuba que impone estrictas normas al comercio entre ambos países.
En los últimos años, la economía cubana, una isla de 11 millones de habitantes gobernada por los comunistas, se ha visto en una situación desesperada. La pandemia de coronavirus ha puesto aún más a prueba a la nación, que ha sufrido una gran escasez de alimentos, combustible y medicinas.
En febrero, el gobierno pidió ayuda al programa alimentario de la ONU para paliar la escasez de alimentos, enviando una solicitud de ayuda sin precedentes para suministrar leche en polvo a los niños menores de siete años.
Pero las tensiones se han disparado en las últimas semanas debido a que los generadores de electricidad no consiguen el combustible que necesitan para suministrar electricidad a los hogares y almacenar alimentos en neveras y congeladores. Un número récord de cubanos ha emigrado a Estados Unidos debido a las condiciones económicas.
Santiago se encuentra a 800 kilómetros al este de la capital, La Habana. La embajada de los Estados Unidos en la capital cubana informó el domingo de “protestas pacíficas” en Santiago, Bayamo y otras partes de Cuba.
Díaz-Canel reconoció las protestas en las redes sociales y dijo que la “disposición” de su gobierno y sus autoridades era “atender las quejas de nuestro pueblo, escuchar, dialogar, explicar los numerosos esfuerzos que se están llevando a cabo para mejorar la situación”.
A principios de este mes, el gobierno impuso un aumento desorbitado del precio del combustible como parte de su plan de recuperación económica, lo que significa que el combustible disponible cuesta más de cinco veces más que antes.
Según estimaciones oficiales, la tasa de inflación de Cuba ha alcanzado el 30%, pero expertos creen que es probable que la cifra sea mucho mayor.