Rodrigo Díaz M.
La primera ronda de conversaciones para poner fin a la guerra entre Ucrania y Rusia terminó hoy sin más acuerdo que de seguir hablando, mientras que una Rusia cada vez más aislada se está encontrando con una inesperada y feroz resistencia sobre el terreno y con estragos económicos en su país.
Cinco días después de la invasión rusa, el Kremlin volvió a plantear el espectro de la guerra nuclear, mientras que una asediada Ucrania se movilizaba para consolidar sus lazos con Occidente, solicitando su ingreso en la Unión Europea, una medida que probablemente no sentará bien al presidente ruso Vladimir Putin, que lleva mucho tiempo acusando a Estados Unidos de intentar sacar a Ucrania de la órbita rusa.
Un alto asesor de Putin y jefe de la delegación rusa, Vladimir Medinsky, dijo que las conversaciones duraron casi cinco horas y que los enviados “encontraron ciertos puntos en los que se podían prever posiciones comunes” y que acordaron continuar las discusiones en los próximos días.
Las tropas rusas, que atacan a Ucrania en múltiples frentes, han ido avanzando lentamente sobre Kiev, la capital ucraniana de casi 3 millones de habitantes.
Hoy, un convoy de unos 25 kilómetros de largo formado por cientos de vehículos blindados, tanques, artillería y vehículos de apoyo estaban a sólo 30 kilómetro del centro de Kiev, según las imágenes por satélite de la empresa Maxar.