Atribuyen el deceso de Rodrigo Almonacid González a “complicaciones de toxicidad aguda de cocaína”
El 7 de noviembre del 2015, el hispano Rodrigo Almonacid González murió tras una intervención policial en su apartamento ubicado en el proyecto de vivienda Las Flores, en la zona oeste de la ciudad, luego de que su esposa llamara a las autoridades debido a que, aparentemente perturbado, Gonzalez se encerrara en el baño de su apartamento.
De nuestra redacción
TORONTO.
González, de 43 años de edad, un empleado de limpieza a medio tiempo de un hospital, y padre de dos hijos, murió tras un incidente con la policía que comenzó después de que éste se encerrara en el baño, lo que llevó a su esposa a llamar a la policía.
Según reportes del periódico Toronto Star, ante la llamada, más de 10 agentes de policía respondieron, incluyendo un escuadrón táctico que portaba escudos y herramientas para derribar puertas, y el incidente culminó en el uso repetido de dos armas conocidas como Tasers.
González luego fue colocado en una camilla y su cabeza se movía rápidamente de un lado a otro, de acuerdo con un video de vigilancia. Fue llevado al St. Joseph’s Health Centre y murió al día siguiente.
Los dos agentes de policía de Toronto involucrados, los cuales no fueron identificados, se negaron a participar en la entrevista de la Unidad de Investigaciones Especiales (Special Investigations Unit, SIU) y no proporcionaron a los investigadores las copias de sus notas de servicio, como es su derecho legal.
La investigación del organismo de vigilancia civil incluyó la revisión de una grabación de audio de 12 minutos que capturó la negociación de la policía, imágenes de seguridad, expedientes médicos, datos de los dos Tasers utilizados y un informe post-mortem que incluía un informe toxicológico.
Según Loparco, la SIU -que examina muertes, lesiones graves y denuncias de agresión sexual en la policía de Ontario- no asumió inmediatamente el caso porque González no había sufrido lesiones graves que requirieran tratamiento, así como también porque pruebas de toxicología mostraron la presencia de cocaína. El organismo de vigilancia comenzó a investigar hasta después de la muerte de González.
Según la investigación, la policía respondió a una llamada “aterrada y frenética” recibida en el 911, y al entrar al apartamento, se podían oír ruidos que venían al baño, temiendo que hubiera una mujer adentro y que estuviera siendo asaltada. “Como tal, el oficial sacó su arma y exigió que se abriera la puerta del baño. Pero no hubo respuesta”.
Según el relato, un oficial pudo luego forzar la puerta, abriéndola ligeramente, y pudo ver que González estaba solo, sosteniendo la tapa del inodoro sobre su cabeza.
Según la SIU, un testigo le dijo a la policía que González “había atacado, destrozado todo en el apartamento y que había consumido cocaína recientemente”.
La Fuerza de Tarea de Emergencia de la policía de Toronto (ETF) llegó porque González se había barricado en el baño, y uno de los oficiales de la ETF inició entonces las negociaciones. Cuando González no abrió la puerta, oficiales de la ETF perforaron un agujero, y le dijeron al SIU que vieron a Gonzalez dentro con sangre en sus manos, cara y cabeza.
Preocupado por el hecho de que se estuviera haciendo daño, la policía forzó la entrada en el baño para arrestar a González bajo la Ley de Salud Mental de Ontario.
Un oficial con un escudo antidisturbios se acercó a González, y asegura que pudo ver que estaba sosteniendo un destornillador de cuatro a seis pulgadas, algo que la familia González impugnó en una demanda presentada contra la policía de Toronto el año pasado.
“El oficial levantó su escudo para protegerse y empujó a González hacia atrás, haciéndolo caer de espalda en la bañera, la cual tenía de cuatro a seis pulgadas de agua. González empezó a golpear y golpear a los oficiales”, según Loparco.
Dos de los oficiales luego dispararon sus Tasers contra González un total de ocho veces. La policía lo esposó, lo detuvo bajo la Ley de Salud Mental y lo llevó al hospital.
Loparco dijo que no había preocupación sobre la conducta de los oficiales hasta que la ETF entró forzadamente al baño, pero dijo que su conducta en el interior era difícil de evaluar, porque la grabación de audio “sólo ofrece información limitada sobre los detalles precisos de lo que sucedió”.
Señaló que los oficiales no están “claros” en un detalle vital: si González tenía un objeto que podría ser usado como un arma. Sólo un oficial aseguró esto.
Loparco también dijo que los disparos múltiples del Taser mientras González estaba mojado y en un charco de agua “me causó inicialmente gran preocupación. Sin embargo, el informe post mortem ha aliviado mis inquietudes preliminares con respecto a los efectos fisiológicos del uso de la CEW” sobre González, al conocer que se determinó que la causa de muerte fue por complicaciones de toxicidad aguda de cocaína.
Según la SIU, el informe post mortem no indicaba que el Taser usado desempeñara un papel en la muerte de González.
“Aunque es preocupante que hubo ocho descargas por dos diferentes (Tasers), algunas de las cuales se superpusieron unas con otras, la evidencia establece que (González) fue capaz de luchar contra el dolor y seguir resistiendo a los oficiales. Esto proporcionaría una base para las descargas subsiguientes”, dijo Loparco, concluyendo que no hay evidencia que atribuya las lesiones o la muerte de González al uso de fuerza excesiva por parte de la policía, lo que significa que no se presentarán cargos contra los oficiales.
CITA
“Aunque es preocupante que hubo ocho descargas por dos diferentes (Tasers), la evidencia establece que (González) fue capaz de luchar contra el dolor y seguir resistiendo a los oficiales”, dijo Tony Loparco, director de la Unidad de Investigaciones Especiales de Ontario
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Es el número de oficiales de la policía que acudieron al lugar de los hechos