Rodrigo Díaz M.
Según el último Plan de Niveles de Inmigración de Canadá para el 2023-2025, el país espera dar la bienvenida a un número récord de inmigrantes en los próximos tres años, con objetivos anuales fijados en no menos de 465 mil y un objetivo récord de 500 mil nuevos residentes permanentes en el 2025.
En resumen, estos elevados objetivos se han fijado para ayudar a Canadá a compensar el envejecimiento de su población y su baja tasa de fertilidad, que están comprometiendo la mano de obra natural del país. En otras palabras, Canadá necesita unos objetivos de inmigración de esta envergadura para ayudar a sostener el mercado laboral del país y garantizar que la economía nacional siga siendo fuerte.
Sin embargo, en la otra cara de la moneda de la necesidad canadiense de inmigrantes está la preocupación de que Canadá no sea capaz de cubrir algunas de las necesidades más básicas que tendría una afluencia de recién llegados.
En concreto, a muchos les preocupa que Canadá tenga dificultades para proporcionar una vivienda adecuada a los numerosos inmigrantes que pretende acoger de aquí a 2025. Además, los propios inmigrantes están igualmente preocupados por la capacidad de conseguir una vivienda en Canadá si toman la decisión de empezar una nueva vida en este país.
Ontario está dando los primeros pasos para abordar este problema de la vivienda, gracias a una serie de importantes inversiones en el sector de la construcción que forman parte de la estrategia habitacional de la provincia, la cual alberga de lejos a la mayor cantidad de inmigrantes en toda Canadá.
Estas inversiones han ayudado a miles de trabajadores a iniciar o progresar en carreras bien remuneradas en el sector de la construcción y han ayudado a la provincia a cumplir sus ambiciosos planes de infraestructuras, que incluyen la construcción de 1.5 millones de viviendas de aquí al 2031.
Esfuerzos como estas inversiones financieras realizadas en Ontario representan un primer paso productivo para rectificar la crisis habitacional que azota actualmente a este país.
El gobierno federal de Canadá también ha impuesto recientemente una prohibición de compra de dos años a la mayoría de no canadienses que pretendan adquirir determinados inmuebles residenciales. Esta medida, que restringe la compra de inmuebles residenciales en Canadá a las personas que no sean residentes permanentes o ciudadanos canadienses, tiene por objeto ayudar a que la vivienda sea más asequible tanto para los canadienses naturalizados como para los inmigrantes.
Esta prohibición de compra incluye exenciones para los trabajadores extranjeros y los estudiantes internacionales dentro de Canadá.
Tanto esta prohibición de compra como la inversión del gobierno de Ontario pretenden crear más espacio en el mercado inmobiliario canadiense para los inmigrantes que lleguen en los próximos años.
En última instancia, aunque Canadá no podrá ver inmediatamente el pleno impacto de estas inversiones e iniciativas en materia de vivienda, el tiempo dirá pronto si acciones como las descritas anteriormente son exitosas en ayudar a cumplir el objetivo de Canadá de crear infraestructuras suficientes para apoyar los ambiciosos objetivos de inmigración del país de aquí al 2025.