La gripe estacional es una infección aguda causada por un virus. Se propaga fácilmente y puede extenderse con rapidez en escuelas, residencias, lugares de trabajo, etc. “En los climas templados las epidemias estacionales se producen sobre todo durante el invierno, mientras que en las regiones tropicales pueden aparecer durante todo el año”, apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los síntomas de la gripe pueden confundirse con los del catarro, una enfermedad menos severa. “En muchos casos es difícil diferenciar entre ambos tipos de infección, sobre todo en aquellos casos de gripe menos grave”, señala José María Molero García, miembro del grupo de enfermedades infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).
El facultativo indica que, en general, la gripe suele cursar con síntomas de mayor intensidad que el resfriado o catarro común. “A diferencia del catarro, la gripe tiene un inicio más brusco y viene acompañada de fiebre alta o muy alta (superior a 38,5 o 39 grados centígrados) y de escalofríos. En cambio, en los catarros no es frecuente encontrar fiebre y, si aparece, suele ser inferior a 38,5 ºC”, detalla.
Según explica el doctor Molero, malestar general intenso; dolor de cabeza, musculares y articulares; la pérdida de apetito y el cansancio importante o falta de energía, son síntomas habituales de la gripe.
“En el catarro son poco comunes la afectación intensa del estado general, los dolores musculo-articulares y la debilidad general. Además, aunque puede haber dolor de cabeza, este es menos intenso”, aclara.
En contra de lo que ocurre en el catarro, “en la gripe suele aparecer tos seca, que a veces dura tres o cuatro semanas. Sin embargo, la congestión y secreción nasal u ocular, el dolor de garganta y el de oído son más frecuentes en el catarro, aunque también pueden darse en casos de gripe”, afirma.
No obstante, aunque la mayoría de las personas con gripe tiene síntomas comunes, en determinados grupos pueden surgir también síntomas específicos.
“Así, es frecuente que los ancianos, además de los síntomas gripales, presenten expectoración con la tos y, a veces, dificultad respiratoria o dolor torácico”, comenta el galeno.
“Por otra parte, entre los pacientes inmunodeprimidos las manifestaciones clínicas de la gripe en algunas ocasiones son menos intensas, pero estas personas tienen un mayor riesgo de complicaciones”, subraya.
ANCIANOS, NIÑOS Y ENFERMOS CRÓNICOS
El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) afirma que la gripe estacional debe ser tomada en serio. “Cada año, en Europa, aproximadamente el 10% de la población se infecta y las complicaciones derivadas de la gripe causan cientos de miles de hospitalizaciones en todo el Viejo Continente”.
En este sentido, el ECDC afirma que son las personas mayores, los niños pequeños y los enfermos crónicos quienes más sufren debido a esta afección, pero precisa que todos los afectados corren el riesgo de desarrollar complicaciones serias, por ejemplo, neumonía, miocarditis o encefalitis.
No obstante, el doctor Molero destaca que, “en la mayoría de los casos, la gripe tiene una evolución benigna y los enfermos se recuperan de la infección en una o dos semanas”.
“Pero es cierto que en algunos pacientes se pueden dar complicaciones. Pueden ser, tanto de forma directa, por el propio virus (neumonía), como de manera indirecta, debido a la descompensación de enfermedades previas que ya presentaba la persona infectada”, detalla.
El facultativo expone que muchos de estos casos graves precisan ser hospitalizados y algunos fallecen.
“Prácticamente la totalidad de los casos graves se producen entre los pacientes que presentaban factores de riesgo de complicaciones de gripe, como los mayores de 65 años, las personas que padecen enfermedades crónicas, los pacientes inmunodeprimidos, diabéticos, obesos y embarazadas”, comenta.
El médico recalca que el riesgo es mayor si estas personas no han recibido la vacunación antigripal esa temporada.
“Pero, además de por las características del paciente, la gravedad de la infección viene determinada por la mayor o menor agresividad de la cepa del virus de la gripe de esa temporada”, aclara.
La forma más eficaz de prevenir la gripe y sus consecuencias es la vacunación, según indica la OMS. Del mismo modo, el doctor Molero explica que “la vacunación ha demostrado disminuir el número de casos de gripe y las complicaciones asociadas a la infección, aunque es cierto que el efecto protector de la vacuna frente a la infección no es demasiado alto, pues su efectividad para evitar la infección oscila entre el 30% y el 70% de los vacunados”, matiza.
El médico también quiere dejar claro que la vacuna tiene mayor efecto “en adultos sanos y adolescentes”, pero parece ser menos eficaz “en personas mayores y entre quienes padecen ciertas enfermedades crónicas”. No obstante, “si se produce la infección habiendo recibido la vacuna, el cuadro es más leve”, comenta.
LA VACUNACIÓN, EN OTOÑO
La vacunación es especialmente importante para las personas que corren mayor riesgo de sufrir complicaciones y para quienes viven con pacientes de alto riego o cuidan de ellos. Así, la OMS recomienda la vacunación anual a las mujeres embarazadas, los niños de entre seis meses y cinco años, las personas mayores de 65 años, los enfermos crónicos y los trabajadores de la salud.
En los grupos de riesgo, “la vacuna puede evitar entre el 50% y el 70% de las hospitalizaciones y el 80% de los fallecimientos derivados de las complicaciones de la gripe”, precisa el doctor Molero.
Algunas personas piensan que al vacunarse contra la gripe pueden contraer la enfermedad, pero esta creencia es totalmente errónea.
“La vacuna contra la gripe no puede causar la infección, pues ninguna de las vacunas que se utilizan en la actualidad contiene el virus de la gripe con capacidad de infectar”, asegura categóricamente el facultativo.
“Las vacunas se elaboran con virus fraccionados e inactivados, o bien con antígenos purificados de la superficie del virus”, detalla.
En cambio, la vacuna antigripal puede ocasionar algunos efectos secundarios leves y de corta duración, que desaparecen entre uno y tres días después. El especialista explica que estos pueden darse, tanto en el lugar de la inyección, por ejemplo, dolor, enrojecimiento o inflamación, como a nivel general con un malestar general leve o un aumento moderado de la temperatura corporal.
“La vacuna proporciona un efecto protector contra la infección por el virus de la gripe a las dos semanas de su aplicación y su efecto se mantiene durante el periodo de circulación del virus”, asegura el doctor Molero.
El galeno relata que en los países del hemisferio norte la vacunación empieza en otoño, generalmente en los meses de octubre y noviembre, pues se estima que la epidemia comenzará al inicio del invierno. Mientras, en el hemisferio sur, la vacunación se realiza en marzo y abril.
La gripe “ataca” durante el invierno pues es entonces cuando se dan las condiciones que el virus necesita para poder transmitirse de persona a persona, debido a las temperaturas bajas y a una baja humedad relativa.
“Aunque la transmisión del virus puede realizarse a través de objetos contaminados, el principal mecanismo es la vía aérea. Esto sucede mediante las gotitas que expulsan los enfermos al hablar, toser o estornudar y que alcanzan a las personas que no están infectadas principalmente por vía respiratoria (nariz o boca)”, afirma.
“En las épocas más frías del año es más frecuente que las personas convivan en lugares cerrados, poco ventilados, con contactos frecuentes y mantenidos entre ellas, lo que facilita la transmisión de la gripe y de otras infecciones respiratorias”, comenta.
Por este motivo, es necesario “extremar las medidas de higiene respiratoria y personal”, señala el doctor Molero. Así, indica que el enfermo debe permanecer en reposo en su hogar mientras se recupera de la infección.
“Para no contagiar a quienes conviven con él, debe utilizar pañuelos desechables para limpiarse las secreciones y lavarse las manos con frecuencia. Por su parte, las demás personas que viven en la casa tienen que evitar compartir objetos que puedan haber estado en contacto con las secreciones del enfermo”, subraya.
También hay que ventilar la habitación, aunque afirma que no es necesario utilizar mascarillas o guantes en el hogar.
Otro de los consejos del doctor Molero es evitar los locales poco ventilados y con grandes aglomeraciones de personas durante los meses de mayor incidencia de casos de gripe. Además, para prevenir la aparición de esta afección, “es importante mantener unos hábitos de vida saludables, con una alimentación equilibrada y sin tabaco”, concluye.
Por Purificación León
EFE-REPORTAJES