Esta vez su dura política antiinmigrante decidió poner fin al ‘sueño americano’ de 800 mil jóvenes ‘dreamers’, que son aquellos que llegaron ilegalmente a Norteamérica cuando eran menores de edad y que ahora son objeto de expulsión.
Recordemos que el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), fue creado en junio del 2012 por el entonces presidente Barack Obama y permite permanecer legalmente en Estados Unidos a los llamados ‘dreamers’. Este plan especial de migración benefició alrededor de 800 mil jóvenes inmigrantes de diferentes partes del mundo, especialmente de Latinoamérica y México que llegaron al país cuando eran niños, en compañías de sus padres o cruzando la frontera a pie ilegalmente.
Si bien Trump ha dado una prórroga de seis meses mientras el Congreso halla una salida a los afectados, esto no significa que su política American first (Primero América) vaya a girar en otro sentido dado los nefastos antecedentes contra otros programas en ese país. Ya lo hizo anteriormente con los haitianos y centroamericanos, quienes quedarían sin estatus legal a partir de octubre del próximo año, con el peligro de ser deportados, o quedar sin permisos de trabajo en ese país.
A estas duras acciones se suman las pretensiones de construir el muro con México, la prohibición de entrada a los musulmanes, la anulación del sistema universal de salud para inmigrantes, las trabas para el libre comercio, el retroceso en el acuerdo bilateral con Cuba y la cancelación de alianzas estratégicas internacionales que forman parte de las promesas de la campaña de Donald Trump y su Gobierno, que pretende empoderar a los estadounidenses ‘blancos’ por encima de todos.
Los afectados por las medidas de Estados Unidos han puesto su mirada a Canadá y están ingresando legal e ilegalmente al segundo país más grande del mundo en busca del añorado ‘sueño americano’, que hoy en día está siendo vapuleado como un huracán contra los inmigrantes. Ahora que Canadá le abra o no sus puertas a los expatriados es una cuestión de Estado, totalmente diferente a la política que lleva adelante el Presidente Trump, que está derribando a pedazos el emblema de la Estatua de la Libertad que significa progreso e igualdad para los ciudadanos de todo el mundo.
Alexander Terrazas
*Periodista y escritor