El líder conservador, Erin O’Toole, usó su primer discurso en la Cámara de los Comunes como líder del partido para arremeter contra la respuesta del gobierno liberal a la pandemia del COVID-19.
Rodrigo Díaz M.
En su respuesta formal al discurso del trono de los liberales, O’Toole se basó en sus propias experiencias al ser diagnosticado con el COVID-19.
Eso inició un largo ataque a lo que él llamó el enfoque lento y a veces completamente equivocado del gobierno que dejó a demasiada gente atrás.
O’Toole, un diputado de Ontario, fue elegido líder del partido conservador en agosto, pero justo antes de la reanudación del Parlamento la semana pasada contrajo COVID-19, al igual que su esposa.
La enfermedad lo forzó a la cuarentena, y sólo estuvo en el Parlamente desde ayer para dar su respuesta oficial al discurso del trono de los liberales.
Los conservadores ya han dicho que no votarán a favor, pero, aunque ese voto es una medida de confianza, el respaldo del NDP está prometido y así el gobierno liberal probablemente sobrevivirá.
“Ese discurso del trono podría haber proporcionado un plan claro y definido en vísperas de una segunda ola de esta pandemia, pero no lo hizo”, dijo O’Toole.
Según O’Toole, en la primera ola de la pandemia, los liberales se demoraron en el despliegue de pruebas rápidas, redujeron un sistema de alerta de pandemia del gobierno que podría haber señalado la gravedad de la amenaza antes y arruinaron los primeros proyectos de ley de ayuda a pesar de las sugerencias de mejora de la oposición.
Pero además de atacar a los liberales, O’Toole trató de dar algunos indicios de lo que podría ser diferente si fuera primer ministro.
O’Toole prometió una política exterior dura que haría a China más responsable de sus acciones agresivas en el comercio, el aumento de la financiación de la salud en las provincias y las políticas fiscales que toman en cuenta las necesidades de las pequeñas empresas.