La ropa, los papeles y otros elementos que ocupan nuestro espacio son cosas y para ponerlas en orden solo hace falta que uno se decida a ser más importante que sus propias cosas, según la organizadora profesional María Gallay.
“Tanto con un armario como una librería, la despensa o un archivo de documentos, el primer paso es vaciar todo el contenido de una vez y dejarlo a la vista”, señala Gallay, autora de un libro y videoclases de lo que llama “terapia contra el caos”.
“Una vez que sabemos cuántas prendas tenemos de cada tipo y en qué estado se encuentran, las tres preguntas clave para elegir que ropa se va y cuál se queda son: ¿me queda bien?, ¿me gusta?, ¿lo voy a utilizar?”, explica Gallay a Efe.
¿Le gustaría disponer de una técnica sencilla y eficaz para reorganizar su casa, despacho y espacio, simplificar su vida y liberarse de la pesadilla de no encontrar lo que busca, andar continuamente recogiendo cosas?.
La organizadora profesional María Gallay ha desarrollado un sistema de organización funcional para optimizar los espacios y ponerlos en un orden que funciona todos los días, al que califica como “una terapia contra el caos”.
Gallay (www.organizaciondelorden.com) es autora del libro ‘El poder del orden’ y también imparte video clases en vivlium.com y planetahipermedia.com.
Esta especialista comparte con Efe un decálogo de consejos de oro para mantener todo en su sitio en nuestro armario y en nuestra casa, con la intención de poder disfrutar de otra forma de vivir.
1.- FIJE UN OBJETIVO RAZONABLE.
“La consigna de la organizadora nipona Marie Kondo de “hacerlo todo junto” puede servir para Japón, pero en nuestro estilo de vida occidental disponemos de muchos más metros cuadrados, nos gustan los recuerdos y los regalos y no hacemos limpieza de objetos una vez al año como los japoneses”, asegura María Gallay.
“No es razonable pretender ordenar una casa entera de golpe, por lo que aconsejo elegir un objetivo razonable para el tiempo que se pueda invertir, como una habitación, la cocina, el baño, el trastero o un armario y enfocarse en ese objetivo, pero no parar hasta terminar”, indica Gallay.
2.- LO PRIMERO ES VACIAR.
Tanto en el caso de un armario como en el de una librería, la despensa o el archivo de documentos, Gallay recomienda vaciar todo el contenido de una vez.
“Si es un armario, ponga toda la ropa sobre la cama, ya que solo podrá darse cuenta de lo que tiene y de lo que sobra si tiene a la vista el total del contenido, sin olvidarse de la ropa que pueda estar para lavar, fuera de temporada o en la bolsa de deporte”, apunta.
3.- ESTABLEZCA CATEGORÍAS: CLASIFIQUE.
“Una vez vaciado el armario y con todo a la vista, hay que clasificarlo: si se trata de ropa, clasifíquela por prendas, juntando todos los pantalones, todas las camisetas, todos los jerseys, todo el calzado”, señala esta organizadora profesional.
Gallay sugiere a continuación enfocarse por un momento solo en una categoría o ítem de indumentaria, como por ejemplo las camisetas, para saber qué cantidad de esas prendas se tiene, algo que la mayoría de las personas desconoce.
“Separe las camisetas de tirantes, de manga corta, de manga larga… y haga una pila con cada una de estas prendas. Si las pilas son altas y se caen, clasifíquelas también por color y, así, si es ‘fan’ de las camisetas negras, será evidente cuántas posee y cuáles no necesita”, destaca.
4.- QUÉDESE CON LO ESENCIAL.
“Ha llegado el momento de la verdad, el de seleccionar, y es necesario decidirlo con total sinceridad”, señala Gallay.
Para poder elegir la ropa que se queda y la que se va, “conviene hacerse estas preguntas: ¿me queda bien?, ¿me gusta? ¿lo voy a utilizar?”, afirma la experta.
También recomienda comprobar que nos quedamos con aquellas prendas que cumplen las premisas anteriores, ya que “lo demás, no lo necesitamos”.
5.- CADA COSA EN SU LUGAR.
“Para conseguir que el orden se mantenga, el secreto es que cada cosa tenga su sitio y que se pueda volver a él casi sin pensar, explica y recalca que “para que esto sea fácil, el sitio tiene que ser cómodo, lógico y práctico”.
“Para saber cuál es el sitio adecuado para cosa hay que pensar para que se utiliza, cuál es la función de ese objeto. Cuánto más lógico sea ese sitio, y cuanto más fácil sea extraerlo de ese lugar y menos impedimentos haya para esa extracción, más rápido volverá ese objeto a ese sitio, después de utilizarlo”, apunta.
6.- REDISEÑE EL ESPACIO.
Gallay recuerda que la mayoría de nosotros guardamos nuestra ropa en armarios diseñados para otras personas o en los que venían con nuestra vivienda.
Pero comenta que normalmente es fácil y barato incorporar ciertos accesorios o adaptar algunas estructuras para optimizar el espacio de acuerdo a nuestras cosas, por ejemplo poniendo una barra extra para colgar las perchas o una cesta, cambiar las baldas de altura o adecuar los cajones.
A veces puede ser necesario adaptar un armario de adulto para que lo utilice un niño en edad de ser autónomo, según indica.
7.- BUSQUE NUEVAS SOLUCIONES.
Gallay pone este ejemplo: “Cuando uno entra por la puerta, sabe que necesita dejar las llaves, la cartera, el abrigo, una bolsa, el correo, la bolsa de deporte, entre otras cosas, mientras que los niños necesitan dejar la mochila, los zapatos o el chubasquero…”.
“Si hay un armario en el recibidor, antes de comprar otro mueble, hay que revisar su funcionalidad y ver si hay espacio para colgar, comprobar si se puede poner una balda para apoyar o un gancho para colgar”, sugiere.
“A veces un accesorio barato y simple resuelve dolores de cabeza, como una mochila tirada en el suelo” señala Gallay.
8.- CREE UNA PAUTA DE ORDEN NUEVA.
Gallay recomienda revisar las rutinas y procedimientos diarios, como los implicados en lo que uno necesita para vestirse, ya que en un armario de ropa es importante pensar dónde va cada cosa en función de cómo se viste cada uno, pero también en función de cómo se guarda la ropa limpia.
“Por ejemplo, hay que revisar si se desperdicia mucho tiempo o muchos gestos para hacer una cosa, y ver en que sitio está colocados determinados objetos, así como comprobar si ese lugar es adecuado al orden en que necesitamos sacarlos”, explica.
“Si se comparten espacio y tareas, estos protocolos también tienen que compartirse, los demás miembros de la familia deben saber dónde va cada cosa para respetar ese orden”, explica.
9.- DESHÁGASE DE LO QUE SOBRE.
Gallay aconseja llegar hasta el final y, tanto si se ha quitado ropa para donar o papeles para reciclar, no hay que dejarlos en bolsas o cajas por el pasillo, un rincón del salón o el maletero del coche.
“Para que el trabajo esté terminado, hay que efectuar un último esfuerzo y sacar todo eso el mismo en que se hace el ordenamiento, no al día siguiente. Eso hay que cumplirlo”, pone de relieve esta experta.
10.- ELIJA UNA RECOMPENSA.
Para Gallay uno merece recompensarse tras este esfuerzo si ha conseguido llegar al final de los 10 pasos, pero realiza una advertencia.
“¡Cuidado!: si su punto débil es la ropa y le ha costado horas separar ropa para donar, es preferible no premiarse yendo a comprar a las “rebajas” de las tiendas, sino con experiencias que le harán sentir mejor, como “tomar un café con un amigo o ver una película que se tiene guardada hace tiempo”, matiza.
Otra posible recompensa, según Gallay, consiste “simplemente, en abrir el armario que ha sido organizado y ver que todo está en su sitio, darse cuenta del espacio que se ha ganado y de lo fácil que será vestirse cada mañana” .
“¡Elija disponer de espacio y tiempo para usted y deje de cargar con un montón de cosas que le dificultan la vida!” concluye.