Rodrigo Díaz M.
Los trabajadores esenciales de Ontario, afectados por el virus, tendrán licencia por enfermedad pagada en un programa que se anunciará la próxima semana.
En declaraciones ayer desde su casa mientras se autoaislaba, el premier de Ontario, Doug Ford, dijo que el programa se está desarrollando y prometió que será de fácil acceso y satisfará las necesidades de una mano de obra que sigue apareciendo en los lugares de trabajo a pesar de la presencia del COVID-19.
Aunque el programa se aplicará en toda la provincia, el problema ha estado muy presente en la región de Peel, donde se encuentran la mayoría de los almacenes y centros de distribución de alimentos del país.
Ford afirma que el programa de Ontario complementará e incluso superará lo que ofrece el gobierno federal y añade “que será el mejor que se ofrezca en Canadá”.
En una emotiva rueda de prensa en la que se disculpó por las medidas restrictivas anunciadas la semana pasada, el primer ministro se enfrentó a duras preguntas de miembros de los medios de comunicación que echaron en cara a su gobierno la forma en que ha gestionado la distribución de vacunas, así como los métodos que se están utilizando para contener el virus.
Aunque Ford aceptó parte de la culpa, defendió la actuación de su gobierno provincial diciendo que está escuchando los consejos médicos y respondiendo a las necesidades del público.
En cuanto a la baja por enfermedad pagada, reconoció que, aunque se dispongan de fondos federales, hay lagunas en el sistema que la provincia cubrirá.
“No hay ninguna otra provincia en el país que sea mejor que el programa que vamos a poner en marcha”, dijo Ford. “Hay 700 millones de dólares que el gobierno federal tiene retenidos desde septiembre. Su sistema está roto, así que nosotros vamos a actuar”.
La referencia de Ford al dinero federal se refiere a la imposibilidad de algunos de acceder a los fondos y a la larga espera que tiene la gente para recibirlos.
El alcalde de Brampton, Patrick Brown, lleva meses pidiendo la baja por enfermedad pagada para los trabajadores, argumentando que los empleados vulnerables seguirán yendo a trabajar, aunque presenten síntomas de COVID-19 porque temen perder su sueldo e incluso su empleo.