Rodrigo Díaz M.
Un ataque aéreo israelí provocó un incendio masivo que causó la muerte de 45 personas en un campamento de tiendas de campaña en la ciudad gazatí de Rafah, según informaron el lunes las autoridades, lo que provocó la indignación de los líderes mundiales, que instaron a la aplicación de una orden del Tribunal Mundial para detener el asalto.
En escenas sombríamente familiares de una guerra que se encuentra en su octavo mes, las familias palestinas se apresuraron a acudir a los hospitales para preparar a sus muertos para el entierro después de que el ataque incendiara a última hora de la noche del domingo tiendas de campaña y desvencijados refugios metálicos.
Israel dijo que las investigaciones iniciales mostraban que un ataque contra comandantes del grupo militante Hamás provocó el incendio.
Los supervivientes declararon que las familias se disponían a dormir cuando se produjo el ataque.
El ataque tuvo lugar en el barrio de Tel Al-Sultan, donde miles de personas se refugiaban después de que las fuerzas israelíes iniciaran una ofensiva terrestre en el este de Rafah hace más de dos semanas.
Más de la mitad de los muertos eran mujeres, niños y ancianos, según informaron las autoridades sanitarias de Gaza, gobernada por Hamás, que añadieron que era probable que aumentara el número de muertos por quemaduras graves.
El ejército israelí declaró que el ataque del domingo, basado en “información de inteligencia precisa”, había eliminado al jefe de Estado Mayor de Hamás para el segundo y mayor territorio palestino, Cisjordania, así como a otro responsable de ataques contra israelíes.
Esto siguió a la interceptación de ocho cohetes disparados contra Israel desde la zona de Rafah.
Israel ha mantenido los ataques a pesar de una sentencia del máximo tribunal de la ONU el viernes pasado ordenando que se detenga, argumentando que el fallo del tribunal le concede cierto margen para la acción militar allí.
Más de 36 mil palestinos han muerto en la ofensiva israelí, según el ministerio de salud de Gaza. Israel lanzó la operación después de que militantes dirigidos por Hamás atacaran comunidades del sur de Israel el 7 de octubre, matando a unas 1.200 personas y apresando a más de 250 rehenes, según los recuentos israelíes.
Israel afirma que quiere acabar con los combatientes de Hamás escondidos en Rafah y rescatar a los rehenes que, según afirma, están retenidos en la zona.