De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) (www.who.int) se entiende que alguien sufre pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal, es decir, cuyo umbral de audición en ambos oídos es igual o superior a 25 decibelios (dB). La pérdida de audición puede ser leve, moderada, grave o profunda; afectar a uno o ambos oídos; y entrañar dificultades para oír una conversación o sonidos fuertes.
Más del 5 % de la población mundial, unos 360 millones de personas (328 millones de adultos y 32 millones de niños), padecen una pérdida de audición discapacitante, según la OMS.
La situación de las personas que padecen pérdida de audición puede mejorar con la utilización de tecnologías auditivas como los audífonos u otros dispositivos y los implantes cocleares, según la OMS.
Sin embargo, la gran mayoría de las personas no aplica soluciones ni busca ayuda profesional y muchas de ellas se escudan en una serie de falsos mitos, excusas y creencias erróneas para retrasar la adopción de tecnologías destinadas a percibir mejor los sonidos, aseguran desde el Grupo Federópticos, una red de centros especializados en óptica y optometría, así como en salud auditiva, a través de los denominados Audiocentros.
“Uno de los mitos más frecuentes es que los problemas de audición solo los sufren las personas muy mayores, cuando en realidad también se sufren en la niñez, juventud o madurez. Pero los problemas de audición no están exclusivamente ligados a la avanzada edad. De hecho han crecido entre los más pequeños, y ya se registran 17 casos por cada 1.000 niños y jóvenes menores de 18 años”, señalan desde esta entidad.
Otra falsa creencia, muy asociada con la anterior, es que los aparatos para mejorar la audición nos hacen parecer mayores.
“Aquellas personas que ponen su aspecto exterior por delante de la posibilidad de escuchar mejor lo que sucede en su entorno y conectar con quienes le rodean, deben tener en cuenta que cada vez existen más soluciones cubriendo las necesidades de audición de todos los grupos de edad”, señalan estos expertos (www.federopticos.com).
Según esta entidad, “existen audífonos prácticamente invisibles y los grandes fabricantes tienen muy en cuenta reducir el impacto visual y estético de sus dispositivos, los cuales son cada vez más pequeños y eficaces”.
“De manera esquemática, y sin entrar a establecer unas fronteras muy concretas en edades determinadas, podemos hablar de tres grandes grupos generales de personas que sufren problemas auditivos y necesitan usar aparatos para mejorar la audición: niños, adultos jóvenes y mayores”, explica Efe, Jorge Sanchíz, consejero de Audiocentro (www.audiocentros.com).
De acuerdo a Sanchíz “los niños suelen aceptar con normalidad los tratamientos y las ayudas para mejorar su capacidad auditiva y las personas más mayores también, conscientes de la necesidad de mejorar su comunicación con los seres que les rodean”.
“Las personas jóvenes-adultas, son quizá las más reticentes a la adopción de ayudas auditivas, pues el uso de audífonos y otros aparatos se asocia con personas de mucha más edad”, destaca.
De acuerdo a Sanchíz, en el niño existen varios problemas de pérdida congénita de audición, que debe ser tratada desde una edad muy temprana por especialistas, fundamentalmente otorrinolaringólogos, logopedas y audioprotesistas especialistas en niños, para valorar posibles soluciones como el implante coclear o audífonos pediátricos, entre otros.
LAS EDADES DEL OÍDO
“Existen también perdidas de audición por otitis media, que deben ser vigiladas por otorrinolaringólogos, ya que si nos son tratadas adecuadamente pueden dejar secuelas“, añade.
Por su parte, “los adultos jóvenes son quizá el grupo que puede presentar más reticencias a la adaptación de ayudas auditivas”, según este consejero de Audiocentro.
“Las hipoacusias, o pérdidas parciales de la capacidad auditiva, si se producen a una edad temprana, suelen derivar en pérdidas profundas con la edad, por lo que un tratamiento y una adaptación temprana a las ayudas auditivas resultan fundamentales para conservar la percepción”, explica.
En cuanto a las personas mayores, Sanchíz indica que “la estadística es aplastante ya que un tercio de los mayores de 60 años presenta pérdida auditiva y en el caso de los mayores de 75 años esta relación aumenta hasta la mitad”.
“En general, se producen mayoritariamente casos de presbiacusia, que es la pérdida gradual de la audición a medida que la persona envejece”, destaca.
Revela que “la presbiacusia normalmente sucede de forma gradual, por lo que algunas personas no son conscientes inmediatamente del cambio y ello puede retrasar el momento de la adopción de medidas y tratamientos”.
Acerca de cuál es el consejo para quien necesite llevar un aparato de audición para desactivar sus temores o resistencias psicológicas y conseguir que lo utilice con agrado y naturalidad, el experto añade: “que la persona lo pruebe, sin compromiso, y descubra por sí misma la diferencia que existe entre llevar un aparato y estar comunicado con todo lo que le rodea, o no estarlo”.
“Hoy hay soluciones muy avanzadas y casi imperceptibles que convencen por si solas a los usuarios más reticentes. Existen aparatos que incorporan novedades tecnológicas, como conectividad con otros aparatos electrónicos por bluetooth o ‘apps’ para manejarlos directamente desde su Smartphone”, añade Sanchíz.
RESOLVIENDO DUDAS SOBRE LOS AUDÍFONOS
Según Federópticos, estas son las ideas, infundadas, que algunas personas tienen sobre los audífonos.
1.-: “Producen pitidos molestos”.
Los nuevos audífonos digitales disponen de sistemas ‘canceladores de “feedback”‘, que anulan por completo la aparición de pitidos, y en aquellos modelos que no incorporan esta tecnología, los sonidos molestos se relacionan con situaciones sencillas de evitar.
- La acumulación de cera en el conducto auditivo puede evitar que el sonido viaje hacia el interior del oído, y se vea forzado a salir produciendo pitidos agudos. Para evitar esta molestia, hay que acudir a un especialista para retirar el cerumen.
- Subir demasiado el volumen del dispositivo también suele generar pitido. Puede evitarse bajando el volumen o llevando a examinar el aparato para descartar cualquier avería.
2.-: “No me voy a acostumbrar”.
El proceso de familiarización con el audífono puede tomar un cierto tiempo y acostumbrarse requiere paciencia, por lo que conviene seguir unos sencillos consejos cuando se utilizan por primera vez:.
- Practicar para ser un buen usuario, utilizando el aparato a menudo, en lugar de quitárselo cuando comience a irritarle.
- El ajuste del audífono es prolongado, por lo que el usuario le debe ir dando indicaciones a su audioprotesista, para que realice los ajustes necesarios para un correcto funcionamiento.
- Familiarizarse con esta tecnología es un proceso psicológico, por lo que también conviene comentar con el audioprotesista las expectativas y experiencia, así como fijarse un objetivo personal y preparar un plan de acción, que incluya las cuestiones de las que hay que ser consciente, como que es un error esperar resultados satisfactorios en las primeras semanas.
Por Ricardo Segura.
EFE/REPORTAJES