Rodrigo Díaz M.
Mientras se inician las obras de las nuevas líneas de metro de Toronto, el futuro de la línea 2, que transporta a los residentes del este y el oeste de la ciudad, está en el aire.
Los trenes que circulan actualmente entre Kipling y Kennedy están cerca del final de su vida útil, ya que los más antiguos llevan 27 años en funcionamiento. Según las últimas estimaciones, su sustitución costaría entre dos y tres billones de dólares.
Sin embargo, un retraso en la obtención de los fondos necesarios está impidiendo adquirir los trenes necesarios.
“Teníamos una solicitud de propuestas sobre el terreno, pero tuvimos que retirarla porque no disponíamos de la financiación comprometida”, explicó Stuart Green, portavoz de la TTC.
Según Green, los trenes están en buen estado.
“Requieren un poco de cariño, como se puede imaginar cuando un coche, una casa, cualquier cosa envejece requiere un poco de atención extra”.
El costo actual de los nuevos trenes también podría cambiar en función del tiempo que se tarde en conseguir financiación. El Ayuntamiento de Toronto aportaría 800 millones de dólares al proyecto.
La alcaldesa Olivia Chow reconoció la falta de financiación el mes pasado.
“Los vagones de Bloor están llegando al final de su vida útil. ¿Tenemos dinero para comprar otros nuevos? No”, dijo Chow.
El descarrilamiento del Scarborough RT en julio ha suscitado aún más preocupación por el estado de conservación de la línea 2.
Se espera que en la reunión del consejo de administración de la TTC del mes que viene se presente una actualización del plan para la línea 2 con posibles soluciones para la actual problemática.