Por María Fernanda Ruiz
MÉXICO. Una niña guatemalteca de 10 años falleció este mes en la estación migratoria Las Agujas, en Ciudad de México. Para Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi), la muerte de la niña ejemplifica que el sistema mexicano está sobrepasado.
“Es como una maquinaria que está trabajando a todo lo que da para detener a las personas y que permite la sobrepoblación de las estaciones migratorias y los centros de detención”, explica Kuhner, de nacionalidad estadounidense.
Las condiciones en las que los migrantes viven dentro de las estaciones migratorias no son adecuadas: faltan cuidados, las camas son de concreto, no hay colchones y dentro es más difícil tratar enfermedades, añade la directora del no gubernamental Imumi, creado en 2010.
Según el informe “En el umbral del dolor: acceso a los servicios de salud en estaciones migratorias” del Observatorio Ciudadano de los Derechos Humanos del Migrante, publicado en 2017, donde analizaron las llamadas estaciones migratorias de México, las instalaciones de esos centros no son adecuadas ni pueden garantizar el bienestar físico.
El informe registra sobrepoblación y poca salubridad, lo que ocasiona contagios y epidemias; la atención a enfermedades es deficiente y a veces inexistente, ya que el número de médicos no alcanza para las personas detenidas.
Tampoco hay atención psicológica adecuada ni acceso a terapia para las personas detenidas con altos niveles de estrés o ansiedad.
El Observatorio explica que las personas detenidas en las estaciones necesitan terapia psicológica porque al estar encerrados, incomunicados con sus familiares, el exterior y al no tener información de en donde se encuentran ni de su situación jurídica experimentan miedo, frustración y ansiedad, por lo que la atención psicológica es fundamental.
La muerte de la niña guatemalteca, el 15 de mayo, es según Amnistía Internacional el primer caso conocido de deceso infantil bajo la custodia del gobierno del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, en la presidencia desde el 1 de diciembre.
Las organizaciones civiles exigen que se investigue a fondo el caso, ya que las condiciones de las estancias les generan desconfianza y creen que puede ser un caso de negligencia médica o falta de atención adecuada.
Según el gubernamental Instituto Nacional de Migración, la niña fue atendida por el médico de guardia de la estación migratoria por dolor de garganta antes de ser trasladada al hospital.
Un día después de que la dependencia publicó esa información, Alejandro Encinas, subsecretario (viceministro) de Derechos Humanos, Población y Migración, contó las razones de la muerte.
“Sufrió un accidente dentro del dormitorio en el que estaba con su mamá al caerse de una litera. Fue el golpe el que provocó su deceso”, respondió a la prensa el día 18, a la salida de la conferencia matutina del presidente.
El Imumi destaca que México no está respetando Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes: que no deben deportar ni detener a niños, niñas ni adolescentes migrantes.
Tanto Imumi como la Asociación Mexicana de Psicología Infantil (Ampi) consideran que las estaciones migratorias no son lugares que garanticen la integridad de los migrantes más jóvenes.
El Imumi y el Ampi exigen que bajo ninguna circunstancia deben ser ingresados los niños a esos establecimientos.
En su comunicado el Ampi también menciona que el gobierno mexicano debe evitar adoptar políticas de separación de familias en procesos de deportación o repatriación.
La madre de la niña fue deportada el día 18 a Guatemala pero el cuerpo de su hija se quedó en México debido a los trámites legales y a la investigación.
“Lo que nos dijeron en el consulado es que se suponía que el cuerpo también se iba en el mismo avión pero por los trámites legales iban lento”, menciona Kuhner.
La estatal pero independiente Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió medidas cautelares donde solicitó al gobierno que se le brinde a la familia una estancia regular en territorio mexicano y acceso a los trámites que deben realizar por la muerte de la pequeña.
Además la Comisión pide que las instancias correspondientes investiguen con profundidad las causas de la muerte para esclarecer si recibió atención médica oportuna o hubo negligencia médica.
Una de las razones del por qué migran los niños es que salen en familia y huyen por la violencia.
Existen dos explicaciones que ha escuchado Kuhner, la de las autoridades: que los “polleros” (traficantes de personas) les indican que si entran con niños a Estados Unidos pueden evitar la detención.
“Pero cuando hablas con las familias lo que dicen es que antes podían pensar en una migración en la que dejaban atrás a sus hijos e hijas porque podían dejarlos con familiares pero ahora por el incremento de violencia ya no pueden dejarlos”, precisa.
“Viajar en caravana es una forma de protección, de evitar polleros y de no enfrentarse a la extorsión. Eso las vuelve más atractivas para las familias pero al migrar en familia moverse se vuelve difícil al igual que pasar desapercibidos”, expone la directora del Imumi.