Rodrigo Díaz M.
Un ministro ruso falleció el fin de semana pasado de una enfermedad desconocida durante un vuelo de regreso a Rusia, lo que supone la última muerte misteriosa de una figura prominente rusa desde el inicio de la guerra de Ucrania.
El viceministro de ciencia y enseñanza superior, Piotr Kucherenko, de 46 años, falleció el sábado cuando regresaba de un viaje gubernamental a Cuba, según anunció el ministerio en un breve comunicado.
Kucherenko “enfermó en el avión”, escribió el ministerio, lo que provocó que el avión hiciera una parada de emergencia en la ciudad rusa de Mineralnye Vody.
Allí, “los médicos intentaron ayudar, pero no consiguieron salvar” al viceministro, señala el comunicado. No se dieron más detalles. El ministerio dio el pésame a los amigos y familiares de Kucherenko.
Según la emisora estatal Zvezda, la familia de Kucherenko cree que su muerte puede estar relacionada con una afección cardíaca, pero aún está pendiente un examen forense oficial.
En un post de Telegram publicado poco después de la muerte de Kucherenko, el periodista independiente ruso, Roman Super, compartió detalles de una conversación que mantuvo con el viceministro a principios de 2022.
Super huyó de Rusia por motivos de seguridad, según afirma, algo que Kucherenko le animó a hacer después de que Rusia invadiera Ucrania el pasado febrero.
“Sálvate a ti y a tu familia. Márchate cuanto antes”, le dijo supuestamente Kucherenko al periodista. “Dentro de un año no reconocerás a Rusia en lo absoluto”.
Super preguntó al viceministro si pensaba huir también de Rusia al estallar la guerra. Kucherenko dijo que le sería imposible marcharse.
“Ya no es posible hacerlo. Nos retiran los pasaportes”, se lee en el post.
Al parecer, Kucherenko añadió que ningún país del mundo estaría dispuesto a acoger a un viceministro ruso “después de esta invasión fascista.”
“Tomo antidepresivos y tranquilizantes al mismo tiempo. A puñados. Y no ayuda mucho”, dijo Kucherenko cuando le preguntaron cómo llevaba la situación en Rusia.
“Apenas duermo. Me siento fatal. Todos somos rehenes”, afirmó. “Nadie puede decir nada. Si no, nos aplastan inmediatamente como insectos”.