Rodrigo Díaz M.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, sugirió que México podría tomar represalias con aranceles propios, luego de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, hubiese amenazado con imponer aranceles de hasta el 25% a la importación de productos mexicanos si el país no detiene el flujo de drogas e inmigrantes a través de la frontera.
Sheinbaum dijo estar dispuesta a entablar conversaciones sobre estos temas, pero afirmó que las drogas son un problema de Estados Unidos.
“A un arancel le seguiría otro en respuesta, y así sucesivamente hasta que pongamos en riesgo negocios comunes”, dijo Sheinbaum, refiriéndose a las automotrices estadounidenses que tienen plantas en ambos lados de la frontera.
Sheinbaum dijo que México sufría una afluencia de armas de contrabando procedentes de Estados Unidos, y afirmó que el flujo de drogas “es un problema de salud pública y de consumo en la sociedad de su país”. Sheinbaum también criticó el gasto de Estados Unidos en armas, diciendo que el dinero debería gastarse en cambio a nivel regional para abordar el problema de la inmigración.
La respuesta de Sheinbaum sugiere que Trump se enfrenta a un presidente mexicano muy diferente al que tuvo en su primer mandato.
A finales del 2018, el expresidente Andrés Manuel López Obrador era un político carismático de la vieja escuela que desarrolló una relación cordial con Trump. Al final, los dos pudieron llegar a un acuerdo en el que México ayudó a mantener a los inmigrantes lejos de la frontera y recibió a los inmigrantes deportados de otros países.
No está claro qué tan seria es la amenaza de Trump. El tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá prohíbe imponer aranceles a otros países miembros. Tampoco no está claro si la economía podría incluso tolerar repentinos gravámenes a las importaciones: Las fábricas de automóviles a ambos lados de la frontera dependen unas de otras para obtener piezas y componentes, y algunas líneas de producción podrían paralizarse.