Rodrigo Díaz M.
Metroland Media Group, la empresa hermana del Toronto Star, ha solicitado la protección por quiebra y dejará de publicar sus periódicos comunitarios semanales en Ontario, pasando a un modelo exclusivamente en línea.
La empresa también anunció hoy por la mañana que, debido a su declaración de bancarrota, realizará 605 despidos, esto representa casi dos tercios de su nómina.
La quiebra no afectará a los diarios de la empresa, como Hamilton Spectator, Peterborough Examiner, St. Catharines Standard, Niagara Falls Review, Welland Tribune y Waterloo Region Record, que seguirán publicándose en versiones impresa y en línea.
El Toronto Star también seguirá funcionando, ya que es propiedad de una empresa independiente y no forma parte de la declaración de quiebra.
“Metroland se ha enfrentado a un descenso sustancial tanto de la publicidad impresa como del negocio de los folletos en los últimos años, hasta el punto de que el negocio de los periódicos comunitarios ya no es viable en forma impresa. Sencillamente, no disponemos de los recursos financieros necesarios para financiar grandes pérdidas de explotación sostenidas indefinidamente”, le lee en un comunicado preparado por la empresa.
No se pagará ninguna indemnización por despido o cese porque “la empresa no dispone de fondos suficientes”.
Los empleados afectados tendrán la oportunidad de presentar una reclamación en el curso del proceso de reestructuración por las cantidades que les adeuda Metroland.
Según un desglose de los puestos de trabajo afectados, se ha despedido a 104 empleados sindicados, entre ellos 68 periodistas, y el resto procede de categorías laborales no sindicadas.
La quiebra de Metroland es la última de una larga serie de recortes en los medios de comunicación canadienses, que se encuentran en crisis, ya que la publicidad que antaño sustentaba una sólida labor informativa y daba empleo a decenas de miles de personas, es ahora una sombra de lo que fue.
Su negocio de periódicos comunitarios, en el que decenas de miles de periódicos semanales gratuitos se repartían a domicilio junto con folletos publicitarios que cubrían el costo de la operación, se ha visto afectado por la caída en picado de los ingresos publicitarios.
“El declive del negocio de impresión y distribución de octavillas se vio acelerado de forma significativa por la pandemia de COVID-19 y por la reducción del uso de octavillas tanto por parte de los lectores como de los anunciantes como vehículo de marketing”, añade el comunicado.
“La empresa ha determinado que, para sobrevivir como empresa en funcionamiento, debe poner fin a sus negocios semanales de papel y folletos y convertirse a una estrategia digital”.