Por Alexander Terrazas
Reportaje especial
Canadá es un mosaico cultural. En sus calles se oyen voces en inglés, francés, portugués, italiano, persa, hindi, mandarín y español, entre otras lenguas. Un paseo por las calles de Toronto, considerada la ciudad más diversa de Canadá, es una prueba viva del multiculturalismo que caracteriza a este país norteamericano, que el 1 de julio cumple 150 años de ser un Estado confederado.
Históricamente Canadá ha sido una nación que acoge a inmigrantes de diferentes latitudes del mundo. Su vocación multicultural está consagrada en su legislación desde 1971, cuando el gobierno liberal de Elliott Trudeau, padre del actual primer ministro Justin Trudeau, la convirtió en política de Estado.
El arribo de los hispanos a Canadá es un fenómeno social que se viene desarrollando durante décadas, debido a la precaria situación social, política y económica que enfrentan países como Honduras, Nicaragua, El Salvador, Uruguay, México, Chile, Cuba, Venezuela, Colombia, Argentina, Paraguay, Brasil y Bolivia, entre otras naciones. La mayoría de ellos llegan con la finalidad de conseguir un trabajo digno que les permita mejorar su situación económica, con un nivel de educación básica, técnica o profesional, trasladándose con sus familias para alcanzar un mejor nivel de vida.
De acuerdo a proyecciones basadas en el más reciente estudio realizado por Estadísticas Canadá, hay más de 1 millón de hispanos viven en Canadá y son cinco años más jóvenes y más propensos a tener una educación universitaria que otros canadienses. El mismo estudio revela que más del 70% llegaron en los últimos 25 años. Es más, la Fundación Canadiense para las Américas, señala que el Español es el tercer idioma más comúnmente hablado en el país después del inglés y francés. Por otra parte, las cifras del censo canadiense 2016 señalan que hay 232 idiomas identificadas como lenguas maternas habladas en los hogares. Y uno de cada 5 habitantes, es decir el 20.6%, de los más de 36 millones de habitantes nació en el extranjero.
Para Mauricio Ospina, creador del programa de los 10 hispanos más influyentes en Canadá, el último censo de valor realizado en este país fue en el 2004, que proyectó para el 2006 una población de 740 mil habitantes hispanos pero que hasta la fecha esa cifra ha sobrepasado el millón de personas, de los cuales, considera que solo en Toronto pueden estar unos 300 mil.
“Nuestra contribución a Canadá, naturalmente es el lenguaje y la cultura. Pero también nuestro aporte es intelectual con profesionales que desarrollan sus conocimientos en todos los campos de la sociedad, pero todavía nos falta mucho por hacer”, dice Ospina y añade que ‘falta perseverancia y dejar de quejarnos’.
Después de la ola de inmigrantes que empezó en la década de los 40, provenientes de España, Centroamérica y Sudamérica, según Ospina, en los años 90 arribaron una avalancha de profesionales que empujaron a la comunidad hispana a insertarse en otros ámbitos de la actividad social, política y económica “Yo creo que en la comunidad hispana somos adolescentes que apenas estamos a punto salir de la universidad”, confiesa Mauricio Ospina, quien a través de su programa ha reconocido la labor de más de 100 hispanos destacados, entre ellos empresarios, miembros del parlamento, consejeros e investigadores de clase mundial.
Pero el aporte de la comunidad hispana al crecimiento de Canadá no solamente es en población demográfica, es también cultural a través de todas sus manifestaciones. Sobre este particular, Oscar Vigil, director ejecutivo del Centro Para Gente de Habla Hispana (HCHC, por sus siglas en inglés), sostiene que la comunidad tiene una riqueza cultural amplia y variada gracias a la diversidad de su gente que proviene de diferentes regiones. Este aporte cultural de la comunidad, dice Vigil, se expresa a través de festivales musicales, cinematográficos, gastronómicos, exhibiciones de arte, muestras literarias, entre otros eventos. Pero además, el ejecutivo del HCHC, destaca otras contribuciones menos ‘pomposas’ pero igualmente efectivas, como la apertura de restaurantes, tiendas de artesanías, venta de productos y creación de medios de comunicación impresos. “Incidimos día a día compartiendo con nuestros vecinos y amigos canadienses nuestras tradiciones culturales, por ejemplo, cuando invitamos a comer nuestros platos típicos o a nuestros eventos culturales, sean grandes o pequeños”, comenta Vigil.
A juzgar de los datos recogidos en este reportaje está claramente establecido que el crecimiento poblacional de Canadá, el segundo país más grande del mundo después de Rusia, está marcado por la inmigración que hace de este país un verdadero mosaico multicultural en sus 150 aniversarios.
Periodista y escritor radicado en Toronto