Rodrigo Díaz M.
Las autoridades libias han limitado el acceso a la ciudad inundada de Derna para facilitar a los rescatistas la tarea de excavar en el barro y en los edificios huecos en busca de las más de 10 mil personas que siguen desaparecidas y presuntamente muertas tras una catástrofe que ya se ha cobrado más de 11 mil vidas.
El terrible número de muertos podría aumentar aún más debido a la propagación de enfermedades transmitidas por el agua y al desplazamiento de artefactos explosivos que fueron arrastrados cuando dos presas se derrumbaron a primera hora del lunes y enviaron un muro de agua a toda la ciudad, advirtieron las autoridades.
La catástrofe ha aportado cierta unidad a Libia, rica en petróleo, que tras años de guerra y enfrentamientos civiles está dividida entre gobiernos rivales en el este y el oeste del país, respaldados por diversas milicias y patrocinadores internacionales. Pero los gobiernos rivales han tenido dificultades para responder a la crisis, y los esfuerzos de recuperación se han visto obstaculizados por la confusión, la dificultad para hacer llegar la ayuda a las zonas más afectadas y la destrucción de la infraestructura de Derna, incluidos varios puentes.
Los grupos de ayuda humanitaria pidieron al gobierno que les facilitara el acceso a la ciudad para poder distribuir a los supervivientes los alimentos, el agua potable y los suministros médicos que tanto necesitan. Cuatro días después del inicio de la crisis, la falta de supervisión central en Derna era evidente, ya que la población recibía suministros y recursos en algunas partes de la ciudad, pero en otras estaba abandonada a su suerte.
Los equipos de rescate han enterrado cadáveres en fosas comunes fuera de la ciudad y en pueblos cercanos, según declaró el ministro de Sanidad de Libia Oriental, Othman Abduljaleel.
Las autoridades sanitarias advirtieron de que el agua estancada abre la puerta a las enfermedades, pero afirmaron que no era necesario apresurar los entierros ni colocar a los muertos en fosas comunes, ya que los cadáveres no suelen suponer un riesgo en estos casos.
En Libia suelen producirse inundaciones durante la estación de lluvias, pero rara vez con tanta destrucción. Los científicos afirmaron que la tormenta presentaba algunos de los rasgos distintivos del cambio climático, y que el agua del mar, extremadamente cálida, podría haberle dado más energía y haberle permitido desplazarse más lentamente.