Rodrigo Díaz M.
El primer ministro británico, Boris Johnson, ha rechazado los llamamientos de la oposición para que dimita por haber asistido a fiestas durante la pandemia, pero ha aceptado que se le aplique una norma según la cual los ministros deben perder su puesto si han engañado a sabiendas al Parlamento.
Johnson, que en 2019 ganó la mayor mayoría conservadora en más de 30 años, se prepara para la publicación de una investigación oficial sobre las afirmaciones de que hubo múltiples fiestas con alcohol en Downing Street durante los lockdowns o cierres por COVID-19 en la región.
No está claro cuándo se publicarían los resultados de esa investigación realizada por la funcionaria del gabinete, Sue Gray, especialmente porque la policía también ha abierto su propia investigación.
Johnson ha dado diversas explicaciones sobre las fiestas: primero dijo que no se había infringido ninguna norma, pero luego se disculpó ante el pueblo británico por la aparente hipocresía de esas reuniones y ha negado la acusación de que se le advirtió de que esta reunión de cierre, en la que el mismo dijo “trae tu propia bebida”, el 20 de mayo de 2020, era inapropiada, alegando que pensó que era un evento de trabajo.
La ITV, una canal de televisión británico, informó el lunes de que Johnson y su ahora esposa Carrie habían asistido a una fiesta sorpresa de hasta 30 personas por su cumpleaños en la Sala del Gabinete de Downing Street en junio de 2020, cuando las reuniones en espacios estaban prohibidas.
La policía británica dijo el martes que había abierto su propia investigación sobre los eventos a puerta cerrada en Downing Street, aumentando la presión sobre Johnson.
Algunos de sus legisladores ya han exigido su dimisión, pero para desencadenar una impugnación del liderazgo, 54 de los 359 diputados conservadores del Parlamento deben escribir cartas de censura al presidente del Comité 1922 del partido.
El número de cartas presentadas se mantiene en secreto hasta que se alcanza el umbral de las 54.