Por Alexander Terrazas
El olor a cigarrillos de marihuana se ha convertido en algo habitual en la ciudad de Toronto y en todo el vasto territorio canadiense. En las calles, parques, vehículos, trabajos, restaurantes, supermercados, bares, cafés, festivales e incluso fuera de algunas iglesias se pueden ver a los fumadores. En medio de esa espesa nube de humo, proveniente de muchas personas que consumen el cannabis mediante dispositivos electrónicos, pipas caseras y de alta tecnología, acaba de publicarse un preocupante informe de Naciones Unidas, que revela que el consumo de la marihuana en este país se incrementó en un 40% en los últimos años.
Antes, recordemos que el 17 de octubre del 2018, Canadá se convirtió formalmente en la primera potencia del mundo en autorizar el libre consumo y producción del cannabis con fines recreativos, después de Uruguay que fue el primer país sudamericano en aprobar una norma similar en 2013. Si bien es cierto esta polémica medida ha sido apoyada ampliamente por la población canadiense, sin embargo, todavía se sigue debatiendo el tema en algunos sectores conservadores de la sociedad que ven muchos riesgos en la legalización de la marihuana, especialmente porque los menores de edad vienen a ser los potenciales consumidores de la industria.
De acuerdo con el Informe Mundial sobre Drogas 2019 lanzado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, cada año más canadienses han comenzado a consumir cannabis como producto de la legalización recreativa de las drogas. El estudio señala también que hubo un aumento del 40% en el consumo de drogas entre 2013 y 2017, lo que se atribuye a una disminución en la percepción del riesgo en torno al consumo de cannabis y al debate nacional sobre la legalización. Este reporte revela, además, que el aumento en Canadá durante este período fue más pronunciado en adultos de 20 años de edad o más, mientras que disminuyó entre los jóvenes de 19 años o menos.
Según las Naciones Unidas, el consumo de cannabis en general es aún mayor entre las personas de 15 a 24 años que entre las personas de 25 años o más. Con un poco más del 23%, más personas en la Columbia Británica consumieron cannabis en 2017 que en otras partes del país, mientras que el informe señala que Nueva Escocia y Manitoba también estuvieron por encima del promedio nacional del 15%. Estos datos coinciden con el estudio reportado por Statistics Canada, que señala que en los últimos meses más canadienses aseguran que han usado cannabis de forma recreativa desde que se legalizó en el otoño pasado, en particular personas entre 45 a 64 años, la mayoría hombres.
Otro informe revelador publicado, recientemente por el Gobierno Canadiense señala que la legalización de la marihuana en Canadá ha sido un negocio ‘exitoso’ para el país, porque está generando millonarios recursos al presupuesto por cuenta de los impuestos al nuevo producto nacional. Entre octubre de 2018 y marzo de 2019, la legalización de la marihuana le aportó 186 millones de dólares canadienses (139 millones de dólares estadounidenses) a las arcas públicas de Canadá, según datos dados a conocer.
Para los expertos, el ‘éxito’ canadiense representa un dilema para el gobierno. “Cuanto más impuestos cobran, más dinero para el gobierno. Pero si cobran demasiado, corren el riesgo de que se haga demasiado caro, y la gente se vuelque al mercado negro”, explicó el profesor de economía Michael Armstrong al sitio Global News. En este punto, hay que señalar que desde un primer momento el objetivo del gobierno de Justin Trudeau fue eliminar el mercado negro de cannabis. Debido a eso, es posible que estén dispuestos a recolectar menos impuestos si eso asegura que el precio no se dispare y la gente vuelva a los locales ilegales de venta de cannabis.
Pese al informe, Naciones Unidas dice que es demasiado pronto para evaluar el impacto de la legalización del cannabis recreativo en Canadá, sin embargo recomienda que vale la pena monitorear las tendencias iniciales, incluida la persistencia de grupos del crimen organizado que se benefician de la droga. Creemos que se deben hacer todos los ajustes necesarios, no solo legales y económicos, sino controles sociales que afectan directamente a los ciudadanos de a pie.