Rodrigo Díaz M.
Han pasado cinco años desde que la Organización Mundial de la Salud declaró la COVID-19 como una pandemia mundial. Los negocios cerraron casi de la noche a la mañana, las oficinas y otros lugares de trabajo quedaron desiertos y el centro de Toronto quedó inquietantemente en silencio.
A través de numerosos ciclos de cierres y reaperturas, las empresas, tanto pequeñas como grandes, lucharon por sobrevivir, y aunque la recuperación económica de los estragos del 2020 parece prometedora, sigue siendo un reto.
Las últimas cifras publicadas muestran que el porcentaje de personas que vuelven a las oficinas y lugares de trabajo es alrededor del 87% para un día miércoles. Esto es alrededor de 13 puntos porcentuales más que hace un año. El promedio de los días de semana es del 77%. De nuevo, eso es alrededor de 10 puntos más que hace un año. Los viernes siguen siendo bastante flojos, en torno al 48%.
Otro aspecto que ha frenado una recuperación que pudo ser más rápida es la congestión vehicular en la ciudad.
En una encuesta realizada por Ipsos por encargo de la Cámara de Comercio en el 2024, el 86% de los encuestados dijo que la congestión vehicular es una crisis, y el 85% estuvo de acuerdo en que está perjudicando a la economía. Alrededor del 40% dijo que no visita a la familia con tanta frecuencia como solía hacerlo debido a los problemas de tráfico.
Se había propuesto un Plan de Acción contra los Atascos a la ciudad de Toronto con recomendaciones que creen que contribuirían en gran medida a aliviar los problemas de tráfico en el centro. Los puntos clave del plan se refieren a desatascar las 16 arterias principales de la ciudad, así como a la aplicación automatizada de las normas de tráfico en esas zonas.
Con las tarifas de Trump puede que esta recuperación se frene, pero aún hay incertidumbre al respecto, dado que los efectos de estas medidas económicas todavía no se han hecho sentir por completo en Canadá.