Rodrigo Díaz M.
En su comunicado de 36 páginas tras la reunión de Sapporo, los ministros reafirmaron su compromiso de alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el 2050 a más tardar, y prometieron trabajar con otros países para poner fin a los nuevos proyectos de centrales eléctricas de carbón que no tomen medidas para mitigar las emisiones.
“Hacemos un llamamiento y trabajaremos con otros países para poner fin lo antes posible a los nuevos proyectos de generación de electricidad a partir del carbón en todo el mundo, con el fin de acelerar la transición hacia una energía limpia de forma justa”, afirma el documento.
El ministro de medio ambiente canadiense, Steven Guilbeault, declaró la semana pasada a la radiotelevisión pública japonesa que esperaba ver en la declaración final un “lenguaje contundente” sobre la eliminación progresiva del carbón.
En cambio, los líderes reafirmaron la necesidad de lograr un “sector energético predominantemente descarbonizado” para el 2035.
En una declaración publicada en Twitter el domingo, Guilbeault dijo que seguía acogiendo con satisfacción el compromiso compartido entre los países del G7 para acelerar la eliminación progresiva del carbón, pero también pidió una mayor urgencia.
“Para Canadá, la eliminación gradual de la generación de electricidad a partir del carbón para el 2030 nunca ha sido tan urgente”, dice el comunicado.
“La ciencia es clara, los países, en particular los miembros del G7, deben hacer más y en un plazo más rápido para hacer frente al cambio climático y mantener el objetivo de temperatura del Acuerdo de París al alcance”.
En el Acuerdo de París de 2015, 196 países, entre ellos Canadá, acordaron fijar objetivos nacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de evitar que el planeta se caliente más de dos grados centígrados de media en comparación con los niveles preindustriales.
Guilbeault ha abogado por llegar a un consenso sobre la eliminación progresiva del carbón para el 2030, como Canadá se ha comprometido a hacer, pero los ministros de Medio Ambiente del G7 han tenido dificultades para encontrar un terreno común sobre esta cuestión, ya que países como Japón siguen dependiendo de la electricidad generada con carbón.
Japón abogó en cambio por su propia estrategia natural, que incluye el uso de lo que el país denomina “carbón limpio”, en el que se capturan las emisiones.
Un informe publicado a principios de este mes por Global Energy Monitor, un grupo que hace un seguimiento de los proyectos energéticos mundiales, reveló que los países del G7 representan el 15% de la capacidad mundial de carbón en funcionamiento.
Según el informe, el año pasado aumentó la capacidad mundial de combustión de carbón, aunque ello se debió principalmente a la apertura de tantas centrales nuevas en China que compensó los esfuerzos por cerrarlas en otras partes del mundo.
Las conversaciones de Sapporo también dieron lugar a compromisos de cooperación en materia de políticas medioambientales sensatas y equitativas en los ámbitos de la energía, el agua, la agricultura y el medio marino.
“Creo que hemos podido demostrar a la comunidad internacional que nuestro compromiso con el cambio climático y las cuestiones medioambientales es inquebrantable, incluso en el contexto de la situación en Ucrania”, declaró Akihiro Nishimura, ministro japonés de medio ambiente, al término de las conversaciones.
Los ministros también se comprometieron a acabar con la contaminación por plásticos, con el objetivo de reducir a cero la nueva contaminación por plásticos para el 2040, como parte de sus prioridades de cara a la cumbre de líderes del G7 que se celebrará en mayo en Hiroshima.