la inversión en la educación post-secundaria de nuestros hijos, “ya habrá tiempo” dijimos. El tiempo voló y hoy, con dos hijos con deudas de OSAP y la tercera postulando a universidades, me arrepiento de no haberlo hecho. Sobre todo, porque en Canadá y sus provincias hay mecanismos especialmente diseñados para este objetivo.
Por Peter Petch
Recién llegados, la falta de “Canadian Experience” limitó nuestras opciones de empleo así que empezamos a trabajar en empleos temporales que pagaban el sueldo mínimo. Mi esposa en una tienda para la venta de ropa para niños y yo como mano de obra no-calificada. Los ingresos eran pocos y el Canada Child Benefit, muy apreciado, se disolvía en la canasta familiar. En julio de este año el gobierno federal revisó este beneficio, convirtiéndolo en un ingreso libre de impuestos para las familias y orientando su distribución hacia las familias de menores ingresos. Hoy una familia con ingresos de $45,000 puede recibir hasta $445 mensuales por hija(o). Bastante más que recibíamos cuando llegamos.
En el 2001 los planes para prepararse para la educación de los hijos, conocidos como Registered Educacional Savings Plans o RESPs, eran primordialmente planes grupales en los que uno compraba unidades del plan y los ingresos de todos los participantes se consolidaban en un pozo común, no había mayor flexibilidad para variar las contribuciones mensuales, era oneroso ponerse al día si uno se atrasaba, y uno perdía el interés generado si se retiraba del plan. La inestabilidad en el empleo y en los ingresos que teníamos como inmigrantes recién llegados nos hubiese dificultado comprometernos a las contribuciones mensuales necesarias para tres hijos.
Si bien nuestra posición mejoró con el esfuerzo y el tiempo, el mercado laboral se ha vuelto progresivamente más inestable. Como declaró recientemente el ministro de finanzas federal, Bill Morneau, los canadienses (y los residentes!) tienen que acostumbrarse a empleos de plazo limitado, y a varios cambios de carrera durante su vida profesional, le dicen “job churn”. Pero hoy hay mejores posibilidades de prepararse para la educación de los hijos.
Otro requerimiento de los planes antiguos era matricularse en un programa de cuatro años o uno arriesgaba perder parte de los intereses y subsidios generados por los RESPs de esa época. Hoy la oferta educativa ha explotado con programas de dos o cuatro años, a tiempo parcial o completo, certificaciones y programas de aprendizajes (apprenticeships), y hay planes que reconocen esto y aceptan casi todo tipo de opción post-secundaria.
Lo que hace que los RESPs sean particularmente atractivos son los subsidios provinciales. En el caso de Ontario, el Canada Education Savings Grant agrega el 20% de cada dólar contribuido hasta un máximo de $7,200, y si la familia tiene ingresos bajos y califica para el National Child Benefit Supplement recibe hasta $2,000 más por el Canada Learning Bond.
El costo de las matriculas se ha más que duplicado durante la última década, viene creciendo más rápido que la inflación, dejando como resultado muchos graduados con grandes deudas en un mercado laboral incierto. Y si bien la revisión del Ontario Student Assistance Program (OSAP) develada durante el último presupuesto provincial y válida a partir del periodo 2017/18 incrementa el nivel de subsidios, especialmente para estudiantes de familias con ingresos menores a los $50,000, igual no cubre gastos asociados como vivienda, alimentación, transporte y otros que en suma son importantes.
En esta lógica, una buena idea para nosotros los inmigrantes con hijos pequeños es iniciar un plan de ahorro por medio de un RESP lo más temprano posible. Se puede dirigir el incremento en el Canada Child Benefit (y más si puede) hacia un RESP, cosechar el subsidio del 20% que le ofrece el gobierno provincial (más los $2,000 del Canada Learning Bond si le aplica) y ayudar a que sus hijos inicien su vida profesional con el nivel de deuda más bajo posible, se lo agradecerán.
*Peter Petch trabaja con una fundación que promueve el acceso a la educación post-secundaria.