Rodrigo Díaz M.
Según un nuevo estudio, un número significativo de pacientes han declarado haber desarrollado síntomas de depresión que empeoraron a lo largo de la pandemia, lo que les sitúa en un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas.
El estudio, realizado por investigadores de Intermountain Healthcare en Salt Lake City, contó con la participación de 4.633 pacientes que completaron las pruebas de detección de la depresión tanto antes como durante la pandemia del COVID-19.
Casi el 40% de los pacientes dijo haber experimentado síntomas nuevos o continuos de depresión durante el primer año de la pandemia.
Se separó a los pacientes en dos grupos: los que no tenían depresión o ya no estaban deprimidos, y los que se deprimieron o siguieron deprimidos. Los investigadores descubrieron que, entre los pacientes deprimidos, las puntuaciones de detección de la depresión eran más altas durante la pandemia que antes de que esta empezara.
Las puntuaciones previas a la pandemia se registraron entre el 1 de marzo de 2019 y el 29 de febrero de 2020, mientras que los cribados realizados durante la pandemia tuvieron lugar entre el 1 de marzo de 2020 y el 20 de abril de 2021.
En los resultados de este estudio no sólo se señala el impacto negativo de la pandemia del COVID-19 en la salud mental, sino también en el bienestar físico.
Los investigadores descubrieron que la depresión estaba vinculada a un aumento de las visitas al hospital para tratar la ansiedad. Los pacientes con depresión tenían 2,8 veces más probabilidades de visitar las salas de urgencias por ansiedad en comparación con los pacientes sin depresión.
Las probabilidades de acudir al hospital por ansiedad mientras se experimentan dolores en el pecho eran 1,8 veces mayores en los pacientes con depresión en comparación con los que no la padecen.
Las pruebas científicas demuestran una fuerte relación entre la depresión y las enfermedades cardíacas. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, los pacientes que experimentan depresión, ansiedad y estrés durante largos periodos de tiempo son propensos a experimentar un aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, una reducción del flujo sanguíneo al corazón y niveles más altos de cortisol.
A la larga, estos efectos fisiológicos pueden dar lugar a una acumulación de calcio en las arterias y provocar enfermedades cardíacas.
Un estudio reciente publicado en la revista JAMA Psychiatry descubrió que las personas que padecían cuatro o más síntomas depresivos tenían un 20% más de probabilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular o de morir.
En el estudio global participaron más de 140 mil personas de mediana edad de 21 países. Las enfermedades cardíacas se consideran una de las principales causas de muerte en hombres y mujeres en Canadá.