POR INÉS SHEERO
La presión social hacia las mujeres que no pueden tener hijos, conlleva un impacto emocional y psicológico hoy día, sobre todo en las cercanías del Día de las Madres, aunque no solamente. “¿Cuándo vas a tener hijos?”, “Te estás poniendo mayor y aún nada” y otras frases o preguntas similares, aparecen en las conversaciones y llegan a deprimir a las afectadas.
Lo digo por experiencia propia. Después de cuatro pérdidas y muchos años de tratamientos, logré tener a mi querida hija. Pero el proceso, además de complicado, se vio salpicado de situaciones como las anteriores. Y es que la maternidad es una expectativa cultural muy arraigada, y lo que todo el mundo “espera” es que las mujeres tengamos hijos, como parte de nuestro “papel tradicional” en la vida y la familia.
Hay una “ideología de la vida perfecta” que exige a las mujeres comportarse de unas formas, con fechas ya determinadas: casarse, comprar casa, tener hijos… Sin embargo, no todas nacimos para cumplir el camino que nos marcan los demás. La presión es tal que quienes no logran tener hijos, porque sencillamente no lo consiguen, se sienten aplastadas y decepcionadas. Y cerca del 30% de las parejas terminan divorciándose, como me pasó a mí.
La infertilidad es un problema mundial que afecta a 186 millones de personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Solo en Estados Unidos, las autoridades calculan que el 11% de las mujeres la padecen.
Por tanto, son enormes los desafíos emocionales para nosotras:
1-Sentimientos de pérdida y duelo: Podemos sentir que se nos ha negado una experiencia vital y significativa.
2-Estigma social y presión cultural: Nos podemos sentir juzgadas por el entorno, lo que puede aumentar la sensación de aislamiento.
3-Conflictos de identidad y autoestima: La maternidad a menudo se asocia con la feminidad y la realización personal. Aquellas que no pueden tener hijos, pueden llegar a cuestionar su identidad como mujeres.
4-Sentimiento de culpa: Podemos culparnos por nuestra “incapacidad” para concebir y de no poder brindar a la pareja o familia la experiencia de ser padres.
No obstante estos desafíos, las mujeres podemos encontrar formas saludables de lidiar con la presión social y los sentimientos asociados. Si consideramos conveniente pasar por tratamientos de fertilidad, es importante prepararnos para el complicado proceso:
1-Hacer una guía para organizar los aspectos médicos y alimentarios.
2-Empezar una reflexión interna de confianza, estudiar la relación con nuestras madre y abuela.
3-Estudiar diferentes formas de financiación, ya que los tratamientos son muy costosos. Esto incluye consultar programas gubernamentales, experiencias comunitarias o fundaciones de apoyo a la mujer, para evaluar alternativas o posibles ayudas.
4-Prepararnos para un posible fracaso, sin que ello signifique el fin del mundo. Se estima que la probabilidad de que un tratamiento sea exitoso es del 50%.
Que este próximo Día de las Madres, todas las mujeres —con o sin hijos biológicos— sean muy felices y disfruten en familia los parabienes de la vida.* Inés Sheero, experta en estilo de vida y líder del grupo Aprender a vivir. Fundadora de Unedited XYZ y estilista premiada. https://www.instagram.com/inessheero