Rodrigo Díaz M.
Un estudio realizado en Quebec revela que las medidas salud adoptadas por los gobiernos en relación con el COVID-19 contribuyeron a reducir los ingresos hospitalarios y el número de casos del virus en el 2020.
En un estudio publicado en la revista American Journal of Preventive Medicine, Mohsen Farhadloo, profesor adjunto del Departamento de Gestión de la Cadena de Suministro y Tecnología Empresarial de la Escuela de Negocios John Molson, y James Peters, estudiante de doctorado de la Universidad Concordia, sostienen que las medidas puestas en marcha por los gobiernos de todo el mundo durante la primera ola de la pandemia del COVID-19 “fueron en general eficaces para mitigar el impacto de las consecuencias sanitarias del COVID-19”.
Se analizaron diez medidas puestas en marcha entre enero y junio del 2020, como cubrirse la cara, el cierre de escuelas y negocios, el distanciamiento social y las restricciones de viaje.
La investigación consistió en una revisión sistemática que incorporó datos cuantitativos de 44 estudios de todo el mundo.
El objetivo era peinar “las investigaciones que han examinado el efecto de las intervenciones no farmacéuticas en determinados aspectos de la salud, como el número de casos del COVID-19, o el efecto de las intervenciones en los ingresos hospitalarios o en la tasa de mortalidad de la población”, declaró el Dr. Farhadloo en una entrevista.
Según Farhadloo, la investigación centrada únicamente en una variable, a saber, el impacto sobre la mortalidad, puede llevar a conclusiones erróneas.
Los resultados de los investigadores muestran que el uso de mascarilla condujo a una reducción de 2,76 casos por cada 100 mil personas, y a una reducción del 0,19% de la tasa de mortalidad en todo el mundo.
Según Farhadloo, las restricciones de viaje redujeron la tasa de aumento del número de casos en un 10% y el cierre de escuelas en un 8%.
Para Peters, el resultado más sorprendente del estudio es el tiempo que transcurre entre el anuncio de una medida de salud y sus efectos concretos.
“Por ejemplo, descubrimos que las medidas de contención provocaron una reducción de 2,9 casos de COVID-19 por cada 100 mil personas, pero estos efectos no se observaron hasta cuatro semanas después de su aplicación”, dijo.
Según el estudio, el cierre de restaurantes y bares también tuvo efectos, en términos de reducción de la mortalidad, sólo después de cuatro semanas.
Para los investigadores, los resultados demuestran que todas las medidas tuvieron al menos un impacto en términos de reducción del número de casos, hospitalizaciones o muertes relacionadas con el COVID-19.