Por Alejandro A. Morales
TORONTO. En el medio del mes de octubre hemos despertado a una nueva realidad. La marijuana, un nombre que otorga un estigma negativo a nuestra comunidad, o el cannabis como muchos prefieren llamarle, ha sido legalizado. Evidentemente, con ciertas restricciones en esta primera etapa, hasta el mes de abril del próximo año cuando su distribución se hará más amplia, pero no irrestricta.
No podemos negar que habrá un impacto en nuestra sociedad en general. El uso del cannabis no es desconocido incluso para nuestros adultos mayores, ya que era conocido varias décadas atrás en forma ilegal existiendo serias penas para aquellos que eran incriminados, similares para aquellos que delinquían por el uso de la cocaína, la heroína y otras drogas similares.
Volviendo a nuestra tercera edad, se han producido situaciones en salas de emergencia con gente mayor en estado de confusión y delirio, lo que suele ser común en los ancianos que ingresan a un hospital. No obstante, no ha quedado claro que provocó o desencadenó estas situaciones, simplemente porque el delirio puede tener varias causalidades, hasta que se comenzó a hablar sobre el uso de drogas.
Con frecuencia se habla sobre los efectos potencialmente negativos para la salud del cannabis en los jóvenes, especialmente en el desarrollo de cerebros adolescentes. Un número de médicos estima que se necesita más investigación sobre sus efectos en los ancianos. Les preocupa que no sepamos lo suficiente sobre sus posibles efectos secundarios, incluida la confusión y un mayor riesgo de caídas.
Como es sabido, el cannabis usado por razones medicinales era ya aprobado por la ley, bajo ciertas condiciones, especialmente la autorización de un facultativo y siendo dispensado en lugares licenciados para tal transacción.
El cannabis medicinal ha sido legal en Canadá desde 2001: algunos dispensarios incluso ofrecen descuentos para adultos mayores. Y su uso está en aumento, con casi 130,000 canadienses registrados para comprarlo a partir de 2016, en comparación con los 7,900 de 2014. El uso general también puede aumentar en la medida que el gobierno federal ha avanzado su legalización.
La marihuana medicinal ha sido capaz de tratar un número de condiciones intratables, especialmente la reducción de sus síntomas. Existe una larga lista de condiciones médicas que el cannabis ha logrado aliviar, aunque no curar. Para mencionar sólo algunas de ellas: epilepsia, múltiple esclerosis, migraña, desorden postraumático, problemas provocados por la quimioterapia, dolor crónico, ansiedad, insomnio, pérdida del apetito, náuseas, convulsiones, diabetes, psoriasis, etc.
Muchos de nuestros adultos mayores se han visto afectados por dichas condiciones. El alivio de los síntomas sigue siendo exhaustivamente investigado, aunque habría que advertir que hay que evitar la automedicación, ahora que el cannabis está más disponible legalmente.
Por tal razón, el uso del cannabis en la tercera edad ha adquirido una enorme importancia, por lo que es necesario continuar con una investigación altamente regulada para establecer claramente como el cannabis no afecte a esta población más vulnerable y evitar sus efectos secundarios.
Las personas mayores tienen significativamente menos probabilidades de consumir marihuana que la población regular. Pero a medida que el cannabis se vuelve más aceptado y el envejecimiento de los Boomers llega a la jubilación, un mayor número de personas mayores pueden usarlo en el futuro. En aquellos estados de Estados Unidos donde se ha ya legalizado el cannabis se ha visto un aumento de su consumo en las personas mayores de 50 años. Por ejemplo, en 2012/2013 ese número aumentó en un cinco por ciento.
Ha habido bastante investigación sobre los efectos en la salud del cannabis en general, con más de 60 revisiones sistemáticas sobre el tema. Algunos estudios han encontrado que puede ayudar a tratar las náuseas y los vómitos de la quimioterapia, reducir la espasticidad de la esclerosis múltiple, ayudar con el síndrome de Tourette y reducir los trastornos del sueño, aunque la evidencia tiende a ser de calidad media a baja y vulnerable al sesgo. El cannabis también se usa a menudo para reducir el dolor, pero la evidencia en torno a eso se mezcla.
Existen algunos aspectos negativos: el cannabis puede aumentar el riesgo de cáncer testicular y algunos problemas de salud mental y no es segura durante el embarazo. También se han realizado estudios que sugieren que el cannabis podría estar asociado con problemas como depresión, ansiedad, cáncer de vejiga, pérdida ósea o cambios cerebrales, entre otros, pero la evidencia en torno a todo esto aún no es concluyente.
En general, hay mucho trabajo médico científico que realizar. Las circunstancias actuales y futuras tales como el aumento significativo del uso de cannabis en la población adulto mayor forzará mayor investigación, lo que permitirá un mejor uso adecuado, como es el caso de la reducción de síntomas en varios cuadros médicos. Por ahora, recomendamos paciencia y sobriedad. (Fuente: V. Milne, M. Taylor y M. Nolan).