Rodrigo Díaz M.
Mientras los residentes del centro de Ottawa se preparan para un octavo día de bocinazos y atascos viales, aún no se ve el fin de la protesta contra el mandato de las vacunas por parte de los camioneros que han aparcado sus camiones frente a Parliament Hill.
A última hora de ayer, el ministro federal de seguridad pública, Marco Mendicino, anunció que la RCMP había aprobado la petición del alcalde de Ottawa, Jim Watson, para que la policía montada apoyara a la policía de la ciudad.
Mendicino dijo que el convoy ha causado importantes trastornos a los residentes locales, como vandalismo, acoso, expresiones de odio y violencia, así como la obstrucción continua al acceso de muchos servicios.
A pesar de esto, todavía no hay ninguna señal clara de alguna acción para poner fin a la protesta.
Tamara Lich, organizadora de la protesta, dijo ayer en una rueda de prensa que el fin de la protesta “se basaría en que el primer ministro hiciera lo correcto: poner fin a todos los mandatos y restricciones a nuestras libertades”.
Sin embargo, no ha habido absolutamente ningún indicio de que eso estuviera sobre la mesa, ya que Justin Trudeau ha seguido negándose a reunirse con los manifestantes, criticando sus tácticas y pidiéndoles que se retiren de Ottawa.