Sequedad, enrojecimiento, falta de brillo, irritación o agrietamiento son algunos de los efectos que produce el frío en nuestra piel. Hidratar la dermis, especialmente la que recubre los párpados, la nariz, el escote y las orejas, es una condición para este órgano sobreviva a los estragos del invierno.
“La acción del viento y la sequedad ambiental” propician la aparición de picores o antiestéticas rojeces, que ahora pueden ser historia con algunos complejos o productos con extracto de avena,un componente natural que reactiva la capa cutánea, ha explicado a Efe el dermatólogo Agustín Buendía, miembro de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología).
HIDRATAR SEGÚN EL TIPO DE PIEL.
La deshidratación es un mal que afecta a la piel durante todo el año, así que se recomienda poner mucha atención en este punto y utilizar una crema hidratante según la naturaleza de nuestra dermis, grasa, seca o mixta, así como una crema “calmante, emoliente y regeneradora” que aporte a la piel todas las vitaminas que necesita.
Aunque el sol, un acelerador natural del envejecimiento cutáneo, es menos dañino en esta época del daño, aún resulta perniciosos sobre la piel si no se emplean cremas con factor solar, “debemos usar protección solar incluso en invierno”, ha recalcado a Efe el doctor Moisés Martín Anaya, sobre todo si se trata de pieles especialmente claras e indefensas contra los rayos UVA.
Las excursiones a la montaña o a las pistas de esquí son habituales en invierno, pero un momento de ocio puede convertirse en una auténtica pesadilla si no se toman algunas precauciones.
La exposición a las radiaciones de rayos UVA y UVB aumenta con la altitud, e igual de peligroso es el efecto reflejo que produce el sol sobre la nieve y el rostro, así que hay que extremar precauciones en estos níveos contextos para evitar sabañones o lesiones inflamatorias “causadas por la exposición continuada al frío bajo el punto de congelación”, explica Buendía.
Protector labial y una crema con un factor de protección elevado son las medidas preventivas que aconsejan los expertos, así como la utilización “de ropa aislante y holgada”, guantes, gafas y orejeras que cubran las partes más sensibles del cuerpo o las mas expuestas.
LA LIMPIEZA, DOS VECES AL DÍA.
En el cuidado diario, los consejos no difieren de una época del año a otra: Limpiar la piel al menos dos veces al día (por la mañana y por la noche) con agua tibia, utilizar exfoliantes con moderación para eliminar las células muertas, emplear desmaquillantes con poco alcohol, hidratar y prestar cuidado al contorno de los ojos en la higiene del rostro.
Los cambios de temperatura “son fatales” para la piel porque deterioran su capa hidrolipídica (manto que cubre la dermis y la protege de agentes nocivos externos), así que si al llegar a casa después de un gélido paseo nos exponemos de repente a un clima muy cálido corremos más riesgos de sufrir sequedad y deshidratación.
Las fiestas y los excesos con la comida caliente o picante y el alcohol tampoco son amigos de una piel cuidada, a lo que se suma el abuso de maquillajes y cosméticos; lo importante es que, después de un cotillón o una cena familiar, “limpiemos la piel cuidadosamente” para eliminar cualquier rastro de suciedad, advierte Buendía.
Beber unos dos litros de agua al día y seguir una dieta equilibrada rica en productos como frutos secos, aceites vegetales, aguacate y, en general, alimentos ricos en vitamina E que previenen de la degradación celular y son antioxidantes son los típicos consejos pero a la vez los más eficaces para mantener la piel sana.
Isabel Peláez.
EFE/Reportajes