Rodrigo Díaz M.
Un nuevo análisis advierte de que las principales ciudades canadienses tienen dificultades para mantener en funcionamiento sus sistemas de transporte público, y afirma que éste se encamina hacia una “espiral descendente” a menos que se abran nuevas vías de ingresos de explotación.
En un informe publicado a finales de mayo, Leading Mobility Canada afirma que los 120 billones de dólares en ampliaciones previstas para esos sistemas de transporte no ayudarán a las ciudades que luchan por mantener los autobuses y trenes funcionando al nivel actual.
David Cooper, director de Leading Mobility y coautor del estudio, afirma que la mayor parte del transporte público se financia con las tarifas de los pasajeros y los impuestos sobre la propiedad, y que las ciudades tienen muy pocas opciones para obtener otras fuentes de ingresos.
El análisis examinó los presupuestos, las fuentes de ingresos y los planes a largo plazo de ocho sistemas de transporte de Vancouver, Calgary, Edmonton, Winnipeg, Ottawa, Toronto, Montreal y Halifax. La mayoría de estos sistemas ya están registrando déficits presupuestarios.
El déficit de Calgary era de 33 millones de dólares en el 2023, el mismo año en que Toronto registró un déficit de 366 millones. Montreal prevé que su déficit presupuestario supere los 560 millones de dólares en el 2025 y aumente hasta los 700 millones en el 2028.
Halifax prevé un déficit de hasta 22 millones de dólares en el 2026 (más del 15% de su presupuesto total de transporte), mientras que Vancouver advierte de un déficit estructural de 600 millones de dólares para el mismo año.
Adicionalmente, Las ampliaciones previstas, como las nuevas líneas de metro ligero en Ottawa, el transporte rápido en autobús en Halifax y las ampliaciones del metro en Toronto, supondrán unos costos de explotación muy por encima de lo que pueden permitirse.
Las provincias y el gobierno federal sólo ofrecen una financiación operativa limitada para acompañar el crecimiento, e incluso ésta es temporal. Por ejemplo, Ontario ha acordado aportar 1.2 billones de dólares para ayudar a Toronto a explotar dos nuevas líneas de LRT durante un periodo de tres años.
El informe deja claro que la COVID-19 precipitó algunos de los problemas estructurales de financiación que afectan a los sistemas de transporte, cuando las políticas de trabajo desde casa redujeron drásticamente el número de usuarios.