Rodrigo Díaz M.
La cápsula Orión aterrizó en el Océano Pacífico el domingo tras una reentrada en la atmósfera terrestre y un descenso ralentizado por los paracaídas.
Como se trataba de una prueba, esta vez no había personas a bordo, pero eso cambiará para el próximo vuelo.
La NASA planea misiones cada vez más complejas y es probable que comiencen a finales de 2024 e incluyan, en 2025 o 2026, un intento de devolver a los humanos a la superficie lunar.
La tripulación del Apolo 17 lo consiguió por última vez hace exactamente 50 años. El nuevo proyecto de la agencia se llama Artemis, que en la mitología griega era la hermana de Apolo.
“Durante el Apolo hicimos lo imposible haciéndolo posible”, observó el administrador de la NASA, Bill Nelson. “Ahora, lo estamos haciendo de nuevo, pero con un propósito diferente, porque esta vez volvemos a la Luna para aprender a vivir, a trabajar, a inventar, a crear, con el fin de salir al cosmos para seguir explorando”.
La NASA había descrito el regreso de Orión a la Tierra el domingo como su objetivo “prioritario”.
Los vehículos que regresan de la Luna lo hacen a gran velocidad, a unos 40 mil kilómetros por hora en el primer contacto con la atmósfera.
Se necesita un robusto escudo térmico para evitar que la nave se desgaste al chocar contra el aire y alcanzar temperaturas cercanas a los tres mil grados centígrados.
La capa protectora de la parte inferior de Orión es un diseño nuevo respecto a naves anteriores, y la NASA tenía que asegurarse de su eficacia antes de arriesgar la vida de los astronautas en futuras misiones.
Tras el aterrizaje de la cápsula en el océano, no lejos de la isla mexicana de Guadalupe, los equipos de recuperación se desplazaron para recoger imágenes que puedan utilizarse en el análisis posterior al vuelo.
La espectacular visión de los 11 paracaídas de la cápsula desplegándose e inflándose en secuencia fue un claro indicio de que el escudo térmico había hecho su trabajo, aunque los ingenieros no emitirán un juicio final hasta que hayan realizado las inspecciones correspondientes.
La tripulación para la próxima misión de Artemis II se elegirá a principios del próximo año.
Mientras Orión regresaba a la Tierra desde la Luna el domingo, dos naves espaciales se dirigían en dirección opuesta.
La empresa japonesa iSpace envió su módulo de aterrizaje robotizado Hakuto-R. Se trata de una lenta ruta de varios meses hacia la Luna. Si logra aterrizar sin problemas, desplegará un pequeño vehículo de los Emiratos Árabes Unidos, llamado Rashid, y un robot deformable igualmente pequeño de la agencia espacial japonesa para investigar las propiedades del suelo lunar.
La NASA también llevaba una carga útil en el mismo cohete de lanzamiento. Denominada Lunar Flashlight (Linterna Lunar), esta nave espacial del tamaño de un maletín rodeará la Luna utilizando láseres infrarrojos para buscar depósitos de agua helada.