Susana Donan
Según un nuevo análisis del veterano observador de políticas públicas Steve Lafleur, en contra de lo que se esperaba, una crisis inmobiliaria no atraerá a los compradores con unidades más asequibles mientras los fundamentos del sector inmobiliario canadiense sigan rotos.
Aunque Lafleur subrayó que no cree que sea inminente un descenso importante de los precios, “aun si hiciéramos retroceder cinco años de revalorización de los precios, la compra de viviendas canadienses seguirá siendo cara”.
Y eso sin contar con el hecho de que la subida de las tasas de interés aumenta el coste de los préstamos. Así que, aunque los precios bajen, las cuotas hipotecarias y los alquileres pueden seguir subiendo sin ningún obstáculo por delante.
Sin embargo, aunque las fluctuaciones económicas son una realidad siempre presente, donde se convierte en un problema es cuando el país está muy endeudado.
“Si el cierre de empresas y los despidos implican que más personas empiecen a dejar de pagar sus hipotecas, el problema se agrava. Si a esto se le añaden unas tasas de interés más altas, se puede ver cómo esto puede agravarse”, advirtió Lafleur.
El riesgo se ve agravado por la abundancia de promociones especulativas de viviendas, que sólo sirven para privar a muchos canadienses de la tan necesaria oferta de viviendas asequibles.
Según Lafleur, los precios de la vivienda no van a caer en picado a corto plazo. “De hecho, a este ritmo tendríamos que duplicar la construcción de viviendas para evitar que los precios sigan subiendo”.
Parece probable que algunas cosas que trajo la era COVID ya no proliferen, ya son pocas las personas que se apresuran a mudarse fuera de las ciudades, pero es más probable que las transacciones disminuyan a medida que los vendedores decidan esperar la debilidad temporal del mercado en lugar de que los precios de la vivienda se desplomen.
La asequibilidad debe seguir siendo el objetivo general de los responsables políticos, pero Lafleur dijo que se tiene que reequilibrar los mercados de la vivienda, no aplastarlo.
“Una fuerte caída de los precios no haría más que agravar los problemas al llevar a los promotores a cancelar proyectos, impidiendo que la oferta reprimida satisfaga la demanda”, advirtió. “Tenemos que tener cuidado con lo que deseamos. Una profunda recesión no va a solucionar nuestros problemas de asequibilidad”.