Rodrigo Díaz M.
El presidente ruso, Vladimir Putin, instauró la ley marcial en cuatro regiones de Ucrania ocupadas por Rusia que el kremlin reclamó el mes pasado como territorio propio pero que está luchando por defender de los avances ucranianos.
En declaraciones televisadas a los miembros de su Consejo de Seguridad, Putin reforzó los poderes de los gobernadores regionales rusos y ordenó la creación de un consejo de coordinación especial bajo el mando del primer ministro Mijail Mishustin para intensificar el vacilante esfuerzo bélico.
Dijo que “todo el sistema de administración del Estado”, no sólo los organismos de seguridad especializados, debe estar orientado a apoyar lo que Rusia llama su “operación militar especial”.
El paquete de medidas, más de ocho meses después de iniciada la guerra, marcó la última escalada de Putin para contrarrestar una serie de importantes derrotas a manos de las fuerzas ucranianas desde principios de septiembre. Un funcionario de Kiev dijo que esto no cambiaría nada.
El decreto del Kremlin publicado ordenaba una “movilización económica” en ocho regiones colindantes con Ucrania, incluida Crimea, que Rusia invadió y anexionó en 2014.
Las colocó en un régimen especial un escalón por debajo de la ley marcial y permitió la restricción de los movimientos de la población.
Putin confirió poderes adicionales a los líderes de todas las más de 80 regiones de Rusia para proteger las instalaciones críticas, mantener el orden público y aumentar la producción en apoyo del esfuerzo de guerra.
Pero no está nada claro con qué rapidez o eficacia las nuevas medidas podrían reforzar la posición militar de Rusia sobre el terreno bélico, ni qué efecto tendrían en la opinión pública.
El gobernador en funciones de la ciudad ocupada de Kherson, Vladimir Saldo, confirmó que entregaría el poder a los militares, según las agencias de noticias rusas. Pero varias regiones rusas, incluida Moscú, que fueron nombradas en partes del decreto, dijeron que nada cambiaría para ellas.
La orden de Putin se produjo el día en que los funcionarios instalados en Rusia en Jerson dijeron a los civiles que abandonaran algunas zonas lo antes posible en previsión de un inminente ataque ucraniano.
Los avances ucranianos han obligado a Putin a tomar una serie de medidas de escalada en el último mes: la impopular llamada a filas de cientos de miles de tropas adicionales, la anexión unilateral de las cuatro regiones ucranianas, condenada como ilegal por una abrumadora mayoría de naciones en la Asamblea General de la ONU, y la amenaza de recurrir a las armas nucleares para defender lo que Rusia considera sus propias tierras.
Después de meses en los que el Kremlin aseguró que la campaña se desarrollaba según lo previsto, las medidas cada vez más urgentes han acercado la realidad de la guerra a muchos rusos de a pie.
Los fallos del ejército y el estado caótico de la movilización, que ha llevado a cientos de miles de hombres a huir al extranjero, han suscitado críticas sin precedentes incluso entre los aliados de Putin.