Luego de casi dos semanas de hostilidades, Israel e Irán aceptaron un cese al fuego a partir del 23 de junio, tras una mediación liderada por Estados Unidos y Qatar. El acuerdo, considerado frágil por Naciones Unidas, llega después de bombardeos a instalaciones nucleares iraníes y ataques de represalia con misiles hacia bases estadounidenses en Qatar.
Donald Trump, desde su red Truth Social, celebró el acuerdo como una victoria de la “disuasión estratégica” y aseguró que Estados Unidos seguirá preparado “para actuar si Irán incumple su palabra”. Por su parte, autoridades iraníes han denunciado “violaciones menores” del acuerdo por parte de Israel, pero se mantienen dentro del marco negociado.
La ONU y la Unión Europea han instado a ambas partes a abrir canales diplomáticos permanentes y permitir inspecciones internacionales de sitios nucleares, especialmente Fordow y Natanz, que resultaron gravemente dañados durante los ataques.
Mientras tanto, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) alertó sobre posibles fugas radiactivas en Isfahán, y pidió cooperación urgente para evaluar los daños.
En los mercados, el petróleo bajó un 4 % y los índices bursátiles subieron levemente ante señales de estabilización. Sin embargo, analistas advierten que un error de cálculo podría volver a escalar el conflicto en cualquier momento.
Israel e Irán acuerdan alto el fuego, pero la tensión se mantiene
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