Rodrigo Díaz M.
Irlanda será el primer país del mundo en poner etiquetas en las botellas de alcohol que adviertan de su riesgo de provocar cáncer, junto con otra información nutricional.
Las etiquetas advertirán del riesgo de consumir alcohol durante el embarazo y de enfermedades hepáticas y cánceres mortales derivados del consumo, así como del recuento de calorías, según informó el gobierno en un comunicado. Esta medida se implantará en tres años, antes de mayo del 2026.
“Los envases de otros productos alimenticios y bebidas ya contienen información nutricional y advertencias de riesgo contra la salud”, dijo el ministro irlandés de salud, Stephen Donnelly, en un comunicado. “Con esta ley, los productos alcohólicos estarán en esa misma línea”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niveles de consumo de alcohol de ligeros a moderados causaron casi 23 mil nuevos casos de cáncer en el 2017, la mitad de los cuales fueron cánceres de mama femeninos.
En el 2020, el consumo de alcohol se relacionó con siete mil nuevos casos de cáncer en Canadá, entre ellos el 24% de los de mama, el 20% de los de colon, el 15% de los de recto y el 13% de los de boca e hígado, según un estudio mundial publicado en la revista Lancet Oncology.
El Centro Canadiense sobre el Uso de Sustancias y Adicciones (CCSA) actualizó sus directrices sobre el consumo de alcohol en enero, recomendando ahora no más de dos o menos bebidas a la semana, por debajo de las dos bebidas al día recomendadas en el 2011.
“La abrumadora evidencia confirma que, cuando se trata de beber, menos alcohol, menos consumo significa menos riesgo de daño por el alcohol”, afirma la nueva guía.
En febrero, la Canadian Medical Association Journal pidió a Health Canada que exigiera etiquetas de advertencia en todas las bebidas alcohólicas.
“Los consumidores tienen derecho a una información clara y accesible sobre la salud y seguridad de los productos que compran”, afirmó la CCSA en un comunicado.
Según una encuesta de Ipsos realizada en marzo, tres cuartas partes de los canadienses afirman que no van a cambiar sus hábitos de consumo de alcohol a pesar de la actualización de las directrices.