Rodrigo Díaz M.
Un tribunal de Irán ha condenado a dos periodistas a penas de hasta siete años de cárcel por colaborar con el gobierno de Estados Unidos y otros cargos, según han informado medios locales.
Ambas mujeres han estado encarceladas durante más de un año tras su cobertura de la muerte de Mahsa Amini mientras se encontraba bajo custodia policial en septiembre de 2022.
Las dos periodistas son Niloufar Hamedi, que dio la noticia de la muerte de Amini, y Elaheh Mohammadi, que escribió sobre el funeral de Amini, fueron condenados a siete y seis años de cárcel, respectivamente, según informó el sitio web de noticias judiciales Mizan.
El Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York, ha condenado la decisión de condenar a las dos periodistas y ha reiterado su petición de que sean puestos en libertad inmediatamente.
“Las condenas de Niloofar Hamedi y Elahe Mohammadi son una parodia y constituyen un claro testimonio de la erosión de la libertad de expresión y de los desesperados intentos del gobierno iraní de criminalizar el periodismo”, ha manifestado Sherif Mansour, coordinador del programa del CPJ para Oriente Próximo y Norte de África.
El Tribunal Revolucionario de Teherán había acusado a las periodistas de colaboración con el hostil gobierno estadounidense, connivencia contra la seguridad nacional y propaganda contra el sistema, según Mezan.
Hamedi trabajaba para el periódico reformista Shargh, mientras que Mohammadi lo hacía para Ham-Mihan, también reformista. Fueron detenidas en septiembre del 2022.
En mayo, Naciones Unidas concedió a las periodistas su principal premio a la libertad de prensa por su compromiso con la verdad y la rendición de cuentas.
La muerte de Amini desencadenó protestas durante meses en decenas de ciudades de Irán. Las manifestaciones supusieron uno de los desafíos más graves para la República Islámica desde las protestas del Movimiento Verde del 2009, que sacaron a millones de personas a las calles.
Aunque casi 100 periodistas fueron detenidos durante las manifestaciones, los reportajes de Hamedi y Mohammadi fueron cruciales en los días posteriores a la muerte de Amini para difundir la ira que siguió.
Sus detenciones han suscitado críticas internacionales por la sangrienta represión de las fuerzas de seguridad, que duró meses tras la muerte de Amini.
Desde que comenzaron las protestas, al menos 529 personas han muerto en manifestaciones, según activistas de derechos humanos en Irán.
Otras 19.700 han sido detenidas por las autoridades en medio de una violenta represión para reprimir la disidencia. Irán lleva meses sin ofrecer cifras globales de víctimas, aunque reconoce que decenas de miles han sido detenidas.