Por Oscar Vigil
TORONTO. Así lo dejó ver el ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá, Marc Miller, en una entrevista que concedió al periódico Globe and Mail durante los últimos días de las festividades de navidad y año nuevo, pero que pasó prácticamente desapercibida por la ciudadanía.
El ministro Miller dijo que su gobierno se está preparando para crear un camino hacia la ciudadanía para cientos de miles de personas que han vivido y trabajado ilegalmente en Canadá durante años, empezando por los trabajadores de la construcción.
Sería un “programa amplio y completo” que permitiría a muchas personas sin documentos válidos solicitar la residencia permanente, y entre los incluidos estarían personas que ingresaron al país legalmente, como trabajadores temporales o estudiantes internacionales, y luego permanecieron aquí después de que sus visas expiraran, dijo el ministro.
Agregó que planea presentar una propuesta al gabinete en la primavera de este año para permitir que los inmigrantes indocumentados “regularicen su estatus”, pero reconoció que dicha propuesta podría enfrentar oposición.
“La conversación sobre la regularización de las personas que están aquí, y que según mi estimación – mi creencia – debería ser canadiense, no es unánime en el país”, dijo, agregando: “Debemos tener una conversación más amplia como país sobre eso”.
Se estima que en Canadá viven entre 300,000 y 600,000 personas sin documentos válidos, añadió. Muchos han estado trabajando aquí durante décadas y tienen hijos, pero corren el riesgo de ser deportados porque carecen de un estatus formal.
El ministerio de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá ha estado considerando crear el programa para trabajadores indocumentados desde poco después de las últimas elecciones. De hecho, la carta de mandato del primer ministro Justin Trudeau al exministro de inmigración Sean Fraser en 2021 le pedía que “explorara más a fondo formas de regularizar el estatus de los trabajadores indocumentados que contribuyen a las comunidades canadienses”.
En la entrevista, el ministro Miller sugirió que no a todos aquellos que no tengan documentos válidos se les permitiría solicitar la residencia permanente, incluidos aquellos que han llegado recientemente a Canadá.
En esa lógica, lo que planteó prácticamente es que la iniciativa podría realizarse a través de etapas.
Así, dijo que está planeando en un futuro cercano implementar un programa que permitiría a los trabajadores de la construcción que viven en Canadá sin estatus legal solicitar la residencia, para ayudar a abordar la escasez de trabajadores calificados en Canadá capaces de construir viviendas.
Crear un camino para que los trabajadores de la construcción indocumentados se establezcan en Canadá sería una “buena manera de probar la narrativa” del programa más amplio que planea presentar al gabinete, dijo Miller.
Pero dijo que entiende lo que algunos inmigrantes que llegaron a Canadá legalmente pueden sentir acerca de las personas que creen que “obtuvieron un pase”, es decir que les perdonaron la ofensa.
Pero enfatizó en que los trabajadores indocumentados “son personas que ya están aquí, que ya contribuyen y tienen hijos. La gente se preocupa por los números, pero la realidad es que ya están aquí”.
Agregó que “no tiene ningún sentido” que personas que han estado aquí durante décadas y tienen hijos no hayan podido obtener un estatus legal, añadiendo que la política de inmigración de Canadá necesita ser refinada y “adaptada a la realidad sobre el terreno”.
El ministro Miller también dijo que está planeando nuevas reformas al sistema de inmigración de Canadá para reforzar su integridad, incluidos cambios en los programas de trabajadores extranjeros temporales y estudiantes internacionales.
Hay que recordar que el gobierno federal ha elevado sus objetivos de inmigración en los últimos años. En el mes de noviembre anunció que congelaría el número de nuevos residentes permanentes que espera admitir cada año en 500,000 en 2026. Encuestas recientes han mostrado que el apoyo público está disminuyendo hacia la inmigración, y algunas de esas encuestas han vinculado la cuestión a una escasez de viviendas asequibles. Pero Miller dijo que las cifras subyacentes sugieren que todavía hay un amplio apoyo a la inmigración.
“De todos los países del mundo, se considera que Canadá, en un amplio consenso, ha hecho lo correcto”, dijo. “Pero cuando nos equivocamos en las cosas y en las políticas, se crea un terreno fértil para que la gente convierta el problema en un arma”.
Varios países, entre ellos Francia, Hungría y Alemania, han visto un aumento del apoyo en los últimos años a los políticos de extrema derecha que aplican políticas antiinmigrantes. El ministro Miller dijo que no quiere que esto se repita en Canadá. “Los vientos en contra los estamos viendo en todo el mundo con países que tienen una afluencia significativa de inmigrantes: una tendencia y una capacidad de convertirlos en armas”, añadió.
“Creo que lo último que necesitamos como país es que un líder prominente diga algo idiota o que utilice el tema de los inmigrantes como arma y lo convierta en un eslogan de campaña. Vemos en los países donde sucede a qué conduce”, apuntó.