Rodrigo Díaz M.
La reina, de 96 años, falleció hoy en su residencia escocesa, el castillo de Balmoral, junto a varios miembros de la Familia Real, entre ellos Carlos, que es el siguiente en la línea de sucesión al trono. La Casa Real hizo el anuncio en un tuit.
“La reina ha muerto en paz en Balmoral esta tarde. El rey y la reina consorte permanecerán en Balmoral esta tarde y volverán a Londres mañana”, dice el tuit.
La noticia de su muerte se produjo después de que los funcionarios del Palacio de Buckingham dieran el raro paso de emitir un comentario público sobre su preocupante estado de salud, diciendo que los médicos habían recomendado que permaneciera bajo supervisión médica ya que estaban preocupados por su salud.
Desde finales del año pasado la reina ha tenido “problemas de movilidad episódicos”.
Nacida el 21 de abril de 1926, su vida dio un giro radical, de consecuencias inconmensurables, cuando su tío, el rey Eduardo VIII, abdicó del trono en 1936, pasando la corona y todas sus funciones a su hermano, el padre de la joven Isabel.
Ella era la siguiente en la línea de sucesión al trono.
Su acceso, en 1952, se produjo antes de lo que muchos esperaban, cuando sólo tenía 25 años. Su padre había sucumbido a sus múltiples enfermedades, incluido el cáncer de pulmón, dejando el trono vacante para su joven hija.
Se convertiría en la monarca británica que más tiempo ha reinado (70 años en el trono), conduciendo a su reino y a la Commonwealth a través de la Guerra Fría y la carrera espacial, las revoluciones en Europa del Este y Central, la llegada de la Internet, la Invasión Británica, la guerra contra el terrorismo y los atentados en el metro de Londres, y la creación de la Unión Europea, por no mencionar en sus últimos años de reinado el SARS, el Brexit y el COVID-19.