Rodrigo Díaz M.
La medida anunciada a principios de este mes tiene como objetivo acelerar un pilar clave del esfuerzo federal para limitar el número de armas de fuego en el país.
En mayo, el gobierno liberal anunció un plan para congelar la importación, la compra, la venta o la transferencia de pistolas y revólveres para ayudar a sofocar la violencia relacionada con las armas de fuego.
La medida forma parte de un paquete más amplio de control de las armas de fuego que permitiría la retirada automática de las licencias de armas a las personas que cometan actos de violencia doméstica o de acoso criminal, así como el aumento de las penas máximas por contrabando y tráfico de armas, que pasarían de 10 a 14 años.
La primavera pasada, para garantizar la rápida aplicación de la congelación nacional de las armas de fuego, el ministro de seguridad pública, Marco Mendicino, presentó enmiendas reglamentarias tanto en la Cámara de los Comunes como en el Senado.
Sin embargo, no se espera que la normativa entre en vigor hasta este otoño, y las medidas legislativas que la acompañan aún deben ser aprobadas por el Parlamento.
El cambio que entra en vigor hoy durará hasta que se apruebe una congelación permanente en el Parlamento y entre en vigor.
El gobierno dice que congelar el número de revólveres y pistolas en Canadá hará que la gente esté más segura, señalando que ambas fueron las armas presentes en la mayoría de los delitos violentos relacionados con armas de fuego entre 2009 y 2020.
Además, el número de pistolas y revólveres registrados en Canadá aumentó un 71% entre 2010 y 2020, hasta llegar a cerca de 1,1 millones.