TRADICIÓN. En hogares, iglesias, cementerios y eventos culturales las familias hispanas recuerdan a sus fieles difuntos.
Por Alexander Terrazas
Sentado a los pies de un colorido altar de difuntos, Martín Castillo, oriundo de la Ciudad de México, comenta que junto a su familia llegó hace 10 años a Toronto en busca de mejores días y, al igual, que la mayoría de los inmigrantes de origen hispano-latinoamericano, no solo trajo consigo su fe, sino también sus costumbres y tradiciones. Cada año, Martín, su esposa Reina Murillo y sus hijos levantan su tradicional altar en su casa con las fotografías de sus familiares fallecidos, adornos de papel, flores, platos de comidas, bebidas y una variedad de panes para recordar la memoria de sus seres queridos.

“Esta es una tradición prehispánica de la cultura Azteca, que con el tiempo se mezcló con la religión católica. Nosotros todos los días recordamos a nuestros seres queridos, pero esta fecha es muy especial para mi familia”, comenta Castillo, quien antes decoraba la tumba de sus fieles difuntos en el cementerio de México, pero ahora lo hace en su casa en Toronto y también en una exposición en el Artscape Wychwood Barns.
En realidad, el Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza el 1° de noviembre, y coincide con las conmemoraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos. Con la migración de los mexicanos a Canadá, esta festividad también ha traspasado fronteras y ahora tiene diversos tipos de celebraciones sociales y religiosas en Toronto. Uno de los eventos más grandes para celebrar el Día de los Muertos en esta ciudad es en el Artscape Wychwood Barns, donde cada año presentan danzas folklóricas azteca, música, comida y toda la riqueza cultural mexicana.

Al respecto, el Padre Ernesto Reynoso afirmó que quienes no conocen el significado de esta fiesta pueden asustarse al ver la decoración con esqueletos y cráneos en los altares. Sin embargo, explicó que estos símbolos son en realidad ofrendas alegres que son dejadas para honrar a los seres queridos que han muerto y que esta fiesta que parece centrada en la muerte es en realidad una celebración de la vida. El sacerdote dijo que en México, su país de origen, el Día de los Muertos “es un tiempo para recordar a nuestros ancestros, rezar por ellos y sentir la alegría de la promesa que Dios hizo a los fieles sobre la vida eterna”.
No solo en México existe esta celebración, sino en toda Latinoamérica como por ejemplo en Bolivia, Perú y Ecuador, con sus propias particularidades culturales. Con la llegada de miles de inmigrantes hispanos a Canadá, también se conmemora de muchas maneras en las diferentes diócesis, como en la Arquidiócesis de Toronto. Algunas de las iglesias, como San Felipe Neri, Nuestra Señora de Guadalupe, San Agustín de Canterbury, Santo Tomás de Aquino, Santiago Apóstol, Santa María de Brampton y Santa Catalina de Siena de Mississauga, ofician misas en español el viernes 1 de noviembre, Día de Todos los Santos y sábado 2, Día de los Difuntos.

Además de los servicios religiosos en los templos, también hay misas en inglés, español, italiano, y portugués en los diferentes camposantos de la ciudad, entre ellos, el cementerio de la Asunción en Mississauga; Cristo Rey, Markham; la Santa Cruz en Thornhill; Reina del Cielo en Woodbridge y la Resurrección en Whitby, según información oficial de la Arquidiócesis de Toronto.

Lo cierto es que todas estas celebraciones cada año se arraigan y crecen en la ciudad de Toronto, gracias a los inmigrantes de origen latinoamericano. Recordemos que el día de Todos los Santos se conmemora a los niños muertos y muchas familias elaboran altares ya sea dentro de sus casas o sobre las lápidas en los cementerios. Los altares se adornan con papel de muchos colores, flores y juguetes como carritos, muñecas, además de dulces. Al terminar la noche del Día 1, se espera la llegada de los difuntos adultos. Y las familias, como la de Martín Castillo, pasan largas horas trabajando en el altar, muchos de ellos son verdaderas obras de artes, y reflejan el trabajo, dedicación y creatividad de la gente para ofrecer un buen altar.














