Rodrigo Díaz M.
John Barnett, que trabajó para Boeing durante más de tres décadas antes de denunciar las normas de seguridad supuestamente cuestionables del fabricante de aviones, fue encontrado muerto en su camionetaen Carolina del Sur.
Barnett, de 62 años, tenía que haber acudido el sábado pasado a una declaración para responder a preguntas relacionadas con una demanda contra su antiguo empleador, pero no se presentó a la cita. Su equipo jurídico intentó en vano ponerse en contacto con él por teléfono, hasta que se pusieron en contacto con el hotel donde Barnett se alojaba.
Lo encontraron muerto en su camioneta, en el aparcamiento del hotel.
La oficina forense del condado de Charleston declaró a los medios locales que, al parecer, Barnett murió de una herida autoinfligida. El Departamento de Policía de Charleston está investigando su muerte.
Barnett, originario de Luisiana, se encontraba en Charleston para asistir a entrevistas legales relacionadas con su caso contra Boeing, en el que argumentaba que su antiguo empleador había tomado represalias contra él por plantear preocupaciones sobre la seguridad de los aviones producidos en su planta de fabricación de Charleston.
Barnett trabajó en Boeing durante 32 años como ingeniero de control de calidad antes de jubilarse en 2017.
En el 2019, junto con una docena de otros trabajadores, Barnett dijo al New York Times que, al enfrentar retrasos en la fabricación, Boeing presionó a su fuerza de trabajo en la planta de Charleston para que produjera Dreamliners e ignorara los problemas de seguridad.
Barnett dijo en ese momento que había descubierto grupos de virutas de metal colgando sobre el cableado que comandaba los controles de vuelo en varios aviones. Al parecer, las virutas de metal se producían al encajar las fijaciones en las tuercas, pero si las virutas perforaban los cables, los resultados serían “catastróficos”.
Barnett declaró que instó repetidamente a sus jefes a que retiraran las virutas, pero éstos se negaron y trasladaron a Barnett a otra parte de la planta de Charleston.
Un portavoz de la Administración Federal de Aviación (FAA) confirmó al New York Times que había inspeccionado varios aviones Boeing y encontrado las virutas de metal, que pueden provocar cortocircuitos eléctricos y causar incendios.
Más tarde en el 2019, Barnett planteó otra preocupación de seguridad, esta vez a la BBC. Dijo que los procedimientos para rastrear las piezas defectuosas habían fallado, lo que dio lugar a que algunas piezas de calidad inferior se instalaran en los aviones para acelerar el tiempo de fabricación.
Boeing negó las acusaciones, pero la FAA descubrió que al menos 53 piezas defectuosas de la fábrica habían desaparecido y se consideraban perdidas. A raíz del informe, se ordenó a Boeing que adoptara medidas correctoras.