Rodrigo Díaz M.
Decenas de miles de israelíes afligidos y furiosos salieron a las calles el domingo por la noche tras la muerte de otros seis rehenes en Gaza, coreando cánticos mientras exigían al Primer Ministro Benjamin Netanyahu un alto el fuego con Hamás para traer a casa a los cautivos restantes.
La manifestación masiva pareció ser la mayor de este tipo en 11 meses de guerra y los manifestantes dijeron que parecía un posible punto de inflexión, aunque el país está profundamente dividido.
El mayor sindicato de Israel, la Histadrut, presionó aún más al gobierno convocando una huelga general para esta semana, la primera desde el ataque de Hamás del 7 de octubre que inició la guerra. Su objetivo es cerrar o interrumpir los principales sectores de la economía, como la banca, la sanidad y el principal aeropuerto del país.
Las negociaciones para el alto el fuego se han prolongado durante meses. Muchos culpan a Netanyahu de no haber logrado un acuerdo, que según las encuestas de opinión favorece a la mayoría de los israelíes. Pero el primer ministro también cuenta con un importante apoyo a su estrategia de “victoria total” contra Hamás, aunque el acuerdo por los rehenes tenga que esperar.
Miles de personas, algunas de ellas llorando, se congregaron el domingo por la noche ante la oficina de Netanyahu en Jerusalén. En Tel Aviv, los familiares de los rehenes desfilaron con ataúdes para simbolizar su dolor.
Al parecer, estaba previsto que tres de los seis rehenes hallados muertos, entre ellos un estadounidense de origen israelí, fueran liberados en la primera fase de una propuesta de alto el fuego debatida en julio, lo que no hizo sino aumentar la sensación de furia y frustración entre los manifestantes.