Rodrigo Díaz M.
China condenó a cadena perpetua a un ciudadano estadounidense de 78 años acusado de espionaje, en un caso que podría agravar el deterioro de los lazos entre Pekín y Washington en los últimos años.
Los detalles de los cargos contra John Shing-Wan Leung, que también tiene residencia permanente en Hong Kong, no se han hecho públicos.
Leung fue detenido el 15 de abril del 2021 por la oficina local de la agencia de contrainteligencia china en la ciudad suroriental de Suzhou, según un comunicado publicado por el tribunal intermedio de la ciudad en su página de redes sociales.
Su detención se produjo después de que China cerrara sus fronteras e impusiera fuertes restricciones a los viajes internos y controles sociales para luchar contra la propagación del COVID-19.
Este tipo de investigaciones y juicios se celebran a puerta cerrada y, por lo general, apenas se divulga información, salvo vagas acusaciones de infiltración, obtención de secretos y amenaza a la seguridad del Estado.
Las relaciones entre Washington y Pekín se encuentran en su punto más bajo en décadas, en medio de disputas sobre comercio, tecnología, derechos humanos y el enfoque cada vez más agresivo de China hacia sus reivindicaciones territoriales sobre el autogobierno de Taiwán y el Mar de China Meridional. Se han suspendido las visitas gubernamentales de alto nivel y las empresas estadounidenses están retrasando importantes inversiones debido a los mensajes contradictorios de Pekín.
La sentencia se produce mientras el presidente estadounidense, Joe Biden, viaja a Hiroshima (Japón) para asistir a la cumbre del Grupo de los Siete principales países industrializados, a la que seguirá una visita a Papúa Nueva Guinea, país insular del Pacífico en una región donde China ha intentado aumentar su influencia económica, militar y diplomática.
Tras los avances de Pekín en la zona, Estados Unidos y sus socios de Asia-Pacífico intensificaron su presencia regional, ofreciendo inversiones y apoyo financiero que rivalizan con los proporcionados por China.
China, que ahora es la segunda economía del mundo, está ampliando su presencia en puertos, ferrocarriles y otras infraestructuras desde Europa hasta el sudeste asiático y más allá.
Aunque el tribunal de Suzhou no ofreció indicios de que existiera un vínculo con las relaciones generales entre China y Estados Unidos, las acusaciones de espionaje son muy selectivas y las pruebas que las respaldan no se hacen públicas. Se trata de una práctica habitual en la mayoría de los países, que desean asegurar sus conexiones personales, sus redes y su acceso a la información.
Sin embargo, el sistema político autoritario de China y el control absoluto del Partido Comunista en el poder sobre los asuntos jurídicos, la sociedad civil y la libertad de información impiden que se solicite más información, así como que se interpongan recursos ante los tribunales.
La embajada de Estados Unidos en Pekín dijo que estaba al tanto del caso, pero que no podía hacer más comentarios por motivos de privacidad. “El Departamento de Estado no tiene mayor prioridad que la seguridad de los ciudadanos estadounidenses en el extranjero”, declaró la embajada en un comunicado enviado por correo electrónico.
El gobierno de Hong Kong, antigua colonia británica que volvió al control chino en 1997, no se pronunció de inmediato sobre la condena de Leung.
Cuando fue devuelta a China, se prometió a Hong Kong que conservaría sus libertades financieras, sociales y políticas, pero Pekín ha echado por tierra ese compromiso desde que reprimió a los manifestantes prodemocráticos e impuso una amplia ley de seguridad nacional en el 2020.
Las agencias de seguridad nacional chinas también han allanado las oficinas de consultoras empresariales extranjeras en Pekín y otras ciudades como parte de una ofensiva contra las empresas extranjeras que proporcionan datos económicos sensibles.