Rodrigo Díaz M.
Francia nombró ayer al primer ministro más joven de su historia, mientras el presidente Emmanuel Macron busca un nuevo comienzo para el resto de su mandato en medio de la creciente presión política de la extrema derecha.
Gabriel Attal, de 34 años, saltó a la fama como portavoz del gobierno y luego como ministro de educación, y había sido elegido como el ministro más popular del gobierno saliente.
Su predecesora, Elisabeth Borne, dimitió el lunes tras la agitación política provocada por una ley de inmigración que refuerza la capacidad del gobierno para deportar a extranjeros.
Macron trabajará con Attal para nombrar un nuevo gobierno en los próximos días, aunque se espera que algunos ministros clave permanezcan en sus cargos.
Attal explicó que sus objetivos incluyen hacer de la seguridad una “prioridad absoluta” y promover valores de “autoridad y respeto a los demás”. También prometió reforzar los servicios públicos, incluidas las escuelas y el sistema sanitario, y presionar para “controlar mejor la inmigración”.
Macron, de 46 años, ha virado hacia la derecha en cuestiones de seguridad y migración desde su elección, sobre todo a medida que su rival de extrema derecha Marine Le Pen y su anti-inmigración y anti-islam Rally Nacional han ganado influencia política.
El segundo mandato del presidente durará hasta el 2027, y la constitución le prohíbe un tercer mandato consecutivo. Los observadores políticos han sugerido que Macron, firme partidario de la integración europea, quiere que su nuevo gobierno se prepare para las elecciones de la Unión Europea de junio, en las que se espera que los populistas de extrema derecha y contrarios a la UE aumenten su influencia.
Críticos tanto de izquierda como de derecha apuntaron a Attal por su limitada experiencia, su educación parisina vista como fuera de contacto con la gente que lucha en las provincias, y su lealtad al presidente. En el sistema político francés, el primer ministro es nombrado por el presidente, rinde cuentas ante el parlamento y se encarga de aplicar la política interior, en particular las medidas económicas. El presidente tiene importantes competencias en política exterior y asuntos europeos, y es el comandante en jefe de las fuerzas armadas del país.