Rodrigo Díaz M.
Las tropas rusas desplegadas para proteger la capital se retiraron el domingo después de que las fuerzas mercenarias dieran marcha atrás en su avanzada a Moscú. Pero la breve revuelta podría tener consecuencias a largo plazo para las dos décadas de poder del presidente Vladimir Putin y la guerra en Ucrania.
La imagen de Putin como líder duro ya había quedado muy dañada por la guerra de Ucrania, que se ha prolongado durante 16 meses y se ha cobrado un gran número de tropas rusas. La marcha del sábado hacia Moscú de las fuerzas bajo el mando de su antiguo protegido, Yevgeny Prigozhin, puso de manifiesto nuevas debilidades, según muchos analistas.
También significó que algunas de las mejores fuerzas que luchaban por Rusia en Ucrania fueron retiradas de ese campo de batalla: Las propias tropas Wagner de Prigozhin y las chechenas enviadas para detenerlas.
Tras convocar una rebelión armada con el objetivo de derrocar al ministro de defensa ruso, Prigozhin y sus combatientes parecieron hacerse con el control del cuartel general militar ruso en Rostov del Don, que supervisa los combates en Ucrania.
A continuación, avanzaron hacia Moscú prácticamente sin obstáculos. Los medios de comunicación rusos informaron de que habían derribado varios helicópteros y un avión militar de comunicaciones.
La única forma de detenerlos fue llegar a un acuerdo para enviar a Prigozhin a la vecina Bielorrusia, que ha apoyado la invasión rusa de Ucrania. Según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, se retirarán los cargos contra él por organizar una rebelión armada, y Prigozhin ordenó a sus tropas que regresaran a sus campamentos.
El gobierno también dijo que no procesaría a los combatientes de Wagner que participaron, mientras que a los que no se unieron el ministerio de defensa les ofreció contratos.
Aunque Putin había prometido anteriormente castigar a quienes estuvieran detrás del levantamiento armado, Peskov defendió el cambio de postura, afirmando que el “objetivo supremo” de Putin era “evitar el derramamiento de sangre y la confrontación interna con resultados impredecibles”.
Aunque el acuerdo puso fin a la crisis inmediata, puede haber desencadenado otra a más largo plazo, según los analistas.
Las tropas de Wagner han desempeñado un papel crucial en la guerra de Ucrania, capturando la ciudad oriental de Bajmut, una zona donde se han librado las batallas más sangrientas y largas.
La oferta de amnistía del Kremlin a Prigozhin fue negociada por el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, lo que podría haber elevado su estatura en su relación con Putin.
Prigozhin, ex convicto de 62 años, mantiene desde hace tiempo vínculos con Putin y obtuvo lucrativos contratos de catering del Kremlin que le valieron el apodo de “chef de Putin”.
Wagner ha enviado contratistas militares a Libia, Siria y varios países africanos, así como a Ucrania.