+++ La última vez que se le vio en un acto público fue el pasado 13 de agosto, con motivo de su 90 cumpleaños en un acto en el teatro Karl Marx de La Habana y llevaba retirado de la primera línea del poder en la isla diez años.
+++El Consejo de Estado de Cuba decretó nueve días de luto por la muerte del expresidente y líder de la Revolución.
+++ Ahora se abre una incógnita en la Cuba postcastrista con un Raúl con mandato con fecha de caducidad y con las dudas sobre qué pasos adoptarán las nuevas generaciones de dirigentes.
“Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy 25 de noviembre del 2016, a las 10.29 horas de la noche falleció el comandante en jefe de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz”, con estas palabras y visiblemente emocionado informaba por televisión el actual mandatario de Cuba y hermano del comandante, Raúl Castro.
La última vez que se le vio en un acto público fue el pasado 13 de agosto, con motivo de su 90 cumpleaños en un acto en el teatro Karl Marx de La Habana y llevaba retirado de la primera línea del poder en la isla diez años.
REMEMORANDO LA “CARAVANA DE LA LIBERTAD”.
Los últimos tiempos los pasó con el atuendo de un chándal en lugar del habitual verde oliva, símbolo de la Revolución que encabezaba, y que cambió drásticamente desde su enfermedad, declarada secreto de estado.
A pesar de su retiro de la vida pública, su figura no dejó de tener interés internacional y sus apariciones o las fotos con las personalidades a las que recibía en su casa de La Habana, eran un termómetro político de lo que se vivía políticamente en la isla.
El Consejo de Estado de Cuba decretó nueve días de luto por la muerte del expresidente y líder de la Revolución.
“Durante la vigencia del duelo nacional cesarán las actividades y espectáculos públicos, ondeará la enseña nacional a media asta en los edificios públicos y establecimientos militares y la radio y la televisión mantendrán una programación informativa, patriótica e histórica”, señala un comunicado del Consejo de Estado.
En las horas posteriores al fallecimiento del líder cubano se constituyó una “Comisión Organizadora del Comité Central del Partido, el Estado y el Gobierno para las honras fúnebres del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz”.
Ese órgano informó de que el traslado de las cenizas de Fidel Castro desde La Habana, donde residía, hasta Santiago de Cuba, su provincia natal, comenzará el miércoles 30 de noviembre y se prolongará hasta el 3 de diciembre, pues seguirá un recorrido “que rememora La Caravana de la Libertad” que tuvo lugar en enero de 1959.
Antes, la población podrá acudir a rendir homenaje a Fidel Castro en el Memorial José Martí de La Habana desde las 9 de la mañana hora local (14.00 GMT) el próximo lunes 28 y hasta el mediodía del martes 29.
Con motivo del fallecimiento del líder cubano también se posponen un mes los actos y desfiles militares previstos para el 2 de diciembre con motivo del 60 aniversario del desembarco de los expedicionarios del yate Granma en Cuba, uno de los hitos que marcaron el inicio de la Revolución en el país caribeño.
HIJO DE UN EMIGRANTE ESPAÑOL.
Hijo de Ángel Castro, un emigrante español que hizo fortuna a la sombra de las multinacionales norteamericanas en los años 30, Fidel Alejandro Castro Ruz pasó de los campos de Birán -una de las zonas más depauperadas de Cuba-, donde nació el 13 de agosto de 1926, a codearse con los hijos de la burguesía en los mejores colegios de La Habana.
La severa educación recibida de su padre le influyó tanto, según sus biógrafos, como la religiosidad de su madre y sus años de estudio con los jesuitas en La Habana, que marcaron decisivamente su carácter ya antes de pasar a la Universidad, donde se forjó como líder estudiantil mientras concluía su carrera de Derecho y se estrenaba en sus andanzas políticas.
Castro creó en Cuba un “comunismo caribeño” con una buena dosis de las recetas de Marx y Lenin, aderezadas con las esencias de José Martí y con un mucho de sus propias ideas. Una mezcla que ha dado como resultado un sistema único en el mundo.
Fidel Castro llegó a ostentar una larga lista de cargos: presidente del Gobierno, de los Consejos de Estado y de Ministros, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y primer secretario del Partido Comunista de Cuba.
Su carisma y su habilidad política y su tozudez, reconocidas por amigos y enemigos, han sido fundamentales para explicar la longevidad del sistema.
“Su comportamiento frente a una derrota, incluso en las cosas más pequeñas de la vida cotidiana, parece someterse a una ley personal inmutable: sencillamente, no la reconocerá y no descansará hasta haber invertido las condiciones y haberla convertido en victoria”, escribió sobre él hace años Gabriel García Márquez, uno de sus mejores amigos.
Para García Márquez, la capacidad de Castro de dirigir la revolución y actuar, simultáneamente, como líder de la oposición, fue otra de la claves de su permanencia en el poder.
Por Fidel, el Jefe, el Comandante, el Líder Máximo, sólo algunos de los nombres con los que se le conoce en Cuba, los cubanos se enfrentaron a los contrarrevolucionarios enviados por EE. UU. en Bahía de Cochinos (1961), lucharon en Angola durante diez años (1975-1985) y aguantaron más de una década de hambrunas y enfermedades en el periodo especial, tras la caída del bloque soviético.
Fidel, el joven abogado que se enfrentó a la dictadura de Fulgencio Batista en una guerra desigual (1956-1959), supo aprovechar el profundo descontento social generado por el régimen y crear una esperanza de futuro para los cubanos como nunca nadie antes lo había hecho.
Un país con muchas asignaturas pendientes y muy corta historia como Estado libre tras la independencia de España (1898), encontró en Castro a un atractivo caudillo capaz de darle una identidad nacional, acabar con las injusticias históricas y abrirle la puerta del futuro.
Por eso, miles de cubanos le apoyaron en su lucha desde que llegó a costas cubanas a bordo del yate Granma (1956), con sólo ochenta hombres. Millones celebraron como propio su triunfo, el 1 de enero de 1959, y se entregaron incondicionalmente al proyecto revolucionario.
Castro introdujo en la isla reformas sociales, educativas y sanitarias sin comparación en el resto de América Latina y colocó a Cuba en la agenda internacional.
En 1961 declaró el carácter socialista de la revolución y abrazó a la desaparecida URSS para asegurar la subsistencia económica del país mientras crecía su enfrentamiento con EE. UU., su principal enemigo.
Ahora, tras su desaparición, se abre una incógnita en la Cuba postcastrista, porque el mandato de su hermano Raúl tiene fecha de caducidad y existen serias dudas sobre si las nuevas generaciones de dirigentes asegurarán la continuidad del longevo régimen que comenzó en 1959.
La desaparición de Fidel Castro deja un escenario marcado por las expectativas que se han creado con el giro en las relaciones entre Cuba y EE. UU., tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas concretado en julio de 2015, que ha puesto fin a más de cinco décadas de enfrentamiento entre ambos países.