Kelly Arévalo
Toronto, Canadá
Llegó el día que todos los padres y madres esperamos con tantas ansias para nuestros hijos, el retorno a clases. Cada inicio de año escolar está siempre lleno de alegrías y emociones que nos dejan gratos recuerdos familiares, es una época que cambia como las estaciones y deja huella del paso del tiempo en nuestras vidas.
Por segundo año consecutivo, el regreso a las aulas este septiembre de 2021 ocurre bajo la sombra de la pandemia del COVID-19 y el embate de una cuarta ola de contagios. ¿Qué niveles de normalidad tendremos en este nuevo año académico? ¿Podrán los estudiantes completar en persona sus estudios o tendrán que tomar períodos de escuela virtual? ¿Qué impactos ha dejado en los estudiantes todo este tiempo de vivir en modo pandemia? Son muchísimas las interrogantes que nos preocupan a todos en estos momentos de retorno a clases.
El tiempo en pandemia hizo que muchos niños y niñas pasarán por muchos meses casi todo su tiempo con sus padres, con una limitada interacción social más allá de su círculo familiar inmediato. Esta realidad sin duda afectará en diferentes niveles, de acuerdo a la edad, el regreso a las aulas. Para muchos en kínder y primaria el ritual del desapego será diferente este año, pronto iremos conociendo el impacto real de la pandemia en las comunidades educativas.
En mi experiencia y la de algunas amigas madres de familia, en este regreso a la escuela ha prevalecido una anticipada alegría de los estudiantes de volver a encontrarse con sus compañeros de clase, poder estar junto con sus compañeros que tanto extrañaron durante más de un año, compartir, jugar al aire libre. Sin embargo, esas expectativas en muchos casos chocarán con las incertidumbres y ansiedades sobre lo que puede traer este nuevo año escolar.
Será un proceso de adaptación gradual, aprender y cumplir los protocolos y normas de bioseguridad a seguir en la escuela. Las expectativas del retorno a la escuela creadas después de un largo año en aprendizaje remoto pueden desinflarse si no se concretan en la nueva vida escolar presencial. Un aspecto para este 2021 es un mayor grado de movilidad de estudiantes debido a que algunas familias han cambiado de lugar de residencia por razones laborales y la pandemia. Esto lo ha experimentado mi hijo, quien recién inicia su primer grado, y que se ha llevado una sorpresa no muy agradable al saber que dos de sus mejores amigos de kínder se cambiaron de escuela, y un tercer compañero también los dejará en unas semanas porque su familia se trasladará a otra parte de la ciudad. Las expectativas de muchos estudiantes de diferentes edades tendrán que enfrentar realidades como esta, poniendo nuevos desafíos a maestros y a todo el proceso de enseñanza-aprendizaje, por ejemplo estudios recientes señalan que los niveles de atención y concentración de los estudiantes han sido afectados por la pandemia.
En la provincia de Ontario otro aspecto que ha sonado mucho en estos primeros días del nuevo año escolar en pandemia es el aumento del número de estudiantes por clase y la proporción de maestras y maestros que los atienden, esto afecta la calidad educativa. Igualmente preocupante es la urgente necesidad de mejorar y actualizar los sistemas de circulación de aire en muchas escuelas públicas. En unas semanas el invierno obligará a encender en las escuelas los sistemas de calefacción y a cerrar muchas ventanas impidiendo la circulación natural de aire fresco, coincidiendo esto con la temporada de resfríos y gripes propias de esta época. En la práctica esto se traducirá en un mayor tensionamiento político entre autoridades gubernamentales, docentes y administradores educativos, padres y madres de familia, estudiantes, sobre las prioridades de inversión y la toma de decisiones apropiadas al momento que vivimos.
Por si esto fuera poco para anticipar un año educativo complejo, está el tema de la vacunación de estudiantes. Un buen porcentaje de alumnos de doce años o mayores ya han recibido su primera o segunda dosis, y las autoridades de salud están preparando nuevas directrices para iniciar en el 2022, o antes, una posible campaña de vacunación a partir de los cinco años. ¡Qué más podemos esperar para poder hablar de expectativas y temores del regreso a clases!
El camino que hemos recorrido en esta pandemia ha sido largo y de muchos sacrificios. Hemos aprendido, nos hemos adaptado, hemos dado y seguiremos dando la batalla con muchas ganas para nunca dejarnos vencer, y para lograrlo necesitamos seguir cultivando amistad alegre y fraterna.
Como latinoamericanos, como migrantes, necesitamos continuar fortaleciendo la solidaridad en nuestras comunidades. Los trabajadores de la salud, las y los voluntarios que se pusieron desde los momentos más difíciles de la pandemia en primera línea para llevar la campaña de vacunación a todos los lugares y a todas las personas, independientemente del estatus migratorio o cualquier otra barrera, son un ejemplo para saber encontrar fortaleza y optimismo en tiempos de incertidumbre.
Este nuevo regreso a la escuela, ya sea presencial o virtual, será siempre mejor aprovechado por los estudiantes en la medida que les brindemos apoyo y comprensión en nuestros hogares y en la comunidad, practiquemos estos valores y actitudes en abundancia.
*Kelly Arévalo, Abogada en El Salvador, con maestría en Derecho Internacional de Empresas y Máster Ejecutivo en Big Data. Ex Cónsul General de El Salvador en Toronto. Fundadora de www.revistasersv.com