Rodrigo Díaz M.
Un número cada vez mayor de civiles y agentes de policía exigen la dimisión y detención del jefe de la policía de Haití tras un nuevo ataque de bandas fuertemente armadas en la capital, Puerto Príncipe, que se hicieron con el control de otra comisaría a primera el fin de semana pasado.
Hombres armados asaltaron la comunidad costera de Gressier, en el extremo occidental de Puerto Príncipe, a última hora del viernes pasado, hiriendo a personas, quemando coches y atacando viviendas y otras infraestructuras mientras decenas de personas huían a las montañas cercanas tras una lluvia de disparos durante la noche.
El ataque se produce aproximadamente una semana después de que los ataques de bandas en el centro de Puerto Príncipe obligaran a más de 3.700 personas a huir de sus hogares.
Gressier se encuentra en una zona controlada por Renel Destina. Más conocido como “Ti Lapli”, es líder de la banda Grand Ravine y considerado un aliado clave de Izo, otro poderoso líder de la banda, según la ONU.
La banda Grand Ravine cuenta con unos 300 miembros y está acusada de asesinatos, secuestros, violaciones y otros delitos.
Los que huyen de Gressier se unen ahora a más de 360 mil haitianos que se han visto obligados a abandonar sus hogares mientras las bandas arrasan comunidades en territorios rivales para controlar más tierras. Decenas de miles de haitianos se han hacinado en refugios improvisados, incluidas escuelas y edificios gubernamentales abandonados debido a la violencia de las bandas.
La violencia aumentó a partir del 29 de febrero, cuando las bandas lanzaron ataques coordinados. Los hombres armados han quemado comisarías de policía, han abierto fuego contra el principal aeropuerto internacional, que permanece cerrado desde el 4 de marzo, y han asaltado las dos mayores prisiones de Haití, liberando a más de cuatro mil reclusos.
El despliegue de agentes de policía kenianos en Haití, respaldado por la ONU, se ha retrasado repetidamente, aunque algunos creen que los primeros agentes podrían llegar a finales de mayo.
Decenas de aviones militares estadounidenses han estado aterrizando en el aeropuerto cerrado de Puerto Príncipe en las últimas semanas, transportando contratistas civiles, suministros vitales, materiales de construcción y equipos pesados antes de la llegada prevista de una misión multinacional.