Cambiar uno o dos muebles puede ser una forma relativamente asequible de renovar una habitación. Pero debe asegurarse de no introducir sustancias químicas tóxicas en su hogar con la nueva decoración. Una de las cosas que querrá evitar en la medida de lo posible son los compuestos orgánicos volátiles (COV).
Se trata de un grupo de sustancias químicas que se encuentran en muchos productos y que pueden afectar negativamente a la calidad del aire.
Suelen utilizarse en productos compuestos de madera, tableros de partículas, pinturas y colas, y algunos muebles.
La exposición a estas sustancias puede provocar diversos síntomas, como fatiga, náuseas, mareos, dolores de cabeza, problemas respiratorios e irritación de ojos, nariz o garganta. Los niños, las personas mayores, las embarazadas y quienes padecen enfermedades preexistentes, como asma o bronquitis, son los más expuestos.
Los fabricantes son conscientes de los riesgos y preocupaciones que suscitan estos compuestos y han creado y comercializado productos que no los utilizan. Los productos etiquetados como “sin COV” o “bajo en COV” pueden emitir menos compuestos orgánicos volátiles.
Un ejemplo común es el formaldehído. Otras fuentes potenciales en el hogar son los humos del tabaco, los aparatos de gas o gasóleo mal ventilados y el humo de las chimeneas.
Una ventilación adecuada es una forma de evitar que el formaldehído y otros COV alcancen niveles peligrosos en el hogar. La desgasificación, es decir, la filtración de estos compuestos de los productos, aumenta en los ambientes cálidos y húmedos, por lo que puede ser necesario abrir algunas ventanas para que entre aire fresco.
-News Canada