Rodrigo Díaz M.
Toronto está proponiendo un impuesto municipal sobre las ventas como parte de una serie de nuevas medidas destinadas a aliviar las presiones presupuestarias previstas en 46.5 billones de dólares para la próxima década, una “crisis financiera sin precedentes” que, de no abordarse, amenaza los cimientos fiscales de la ciudad.
La recomendación de aplicar un impuesto sobre las ventas del 1% al HST existente es uno de los puntos clave del esperado informe publicado la semana pasada. El documento describe un panorama desolador del futuro de la ciudad sin nuevos instrumentos de ingresos significativos y ayuda adicional de la provincia y Ottawa en su intento de salir de la pandemia del COVID-19.
“Habrá consecuencias devastadoras para la ciudad de Toronto, la región y el país si no se presta la debida atención a los problemas financieros de la ciudad”, dice el informe, señalando que la región representa el 20% del producto interior bruto (PIB) de Canadá y el 53% del PIB de Ontario.
“Esto no sólo se debe a que Toronto es el motor económico de Canadá y verá un efecto dominó por la reducción de inversiones, la pérdida de empleos y la reducción de impuestos sobre la renta, sino porque la ciudad no estará equipada para cumplir objetivos en nombre de otros órdenes de gobierno, como las prioridades de vivienda, la expansión del tránsito, la respuesta a los refugiados o la acción climática”, añade.
En una rueda de prensa, la alcaldesa de Toronto, Olivia Chow, señaló que incluso si la ciudad adopta todas las posibles herramientas de recaudación descritas en el informe, éstas no generarían suficiente dinero para compensar los déficits presupuestarios previstos a largo plazo. Chow afirmó que los contribuyentes de Toronto están sufragando los costes de programas e iniciativas que deberían corresponder a la provincia o al gobierno federal.
“Para construir la ciudad que nos merecemos, tras años de debate, tenemos que afrontar los hechos. Incluido el hecho de que una y otra vez se ha pedido a la ciudad que dé un paso adelante y financie cosas que son responsabilidad de otros niveles de gobierno”, dijo. Chow citó como ejemplos el alojamiento de los refugiados, que constituyen un tercio de los nueve mil residentes en centros de acogida de la ciudad, y los cuidados de larga duración.
Según el informe de personal, 1.1 billones de dólares de los ingresos anuales del impuesto sobre bienes inmuebles de Toronto se gastan en “extensiones de responsabilidades federales y provinciales”.
También en la rueda de prensa, la concejala y teniente de alcalde Jennifer McKelvie señaló que el 1,3% del gasto anual de Ontario y el 0,3% del gasto del gobierno federal se destinan a servicios en Toronto.
Tanto la ministra federal de hacienda, Chrystia Freeland, como el premier de Ontario, Doug Ford, han rechazado en repetidas ocasiones anteriores peticiones de la ciudad de financiación adicional para hacer frente a su agujero presupuestario.